Por eso, la curruca zarcera (Sylvia communis), por ejemplo, es ahora bastante más frecuente en Holanda y Alemania, y se está dejando de ver en Francia y en España.
Perdemos un millón de golondrinas al año
Las especies migratorias han perdido más población en general. En las golondrinas, el abuso de productos químicos en los cultivos y el deterioro del paisaje rural han hecho que su población descienda un 30% en la última década. Han regresado diez millones de individuos menos en estos últimos diez años. Aunque ya desde 1990 se intuía el declive, los programas de ciencia ciudadana impulsados por SEO/BirdLife han corroborado esa tendencia. “El programa SACRE (Tendencia de las Aves en Primavera), realizado por miles de voluntarios, establecía un descenso de la población del 32,1% en el período 1998-2013. La desertificación de sus zonas de invernada, como el Sahel, las merma, y las temperaturas más frías les impide sacar adelante a sus polluelos”.
Las damnificadas españolas
Estas son las diez especies cuyo número de individuos se ha reducido más en territorio español entre 1998 y 2013, según las observaciones llevadas a cabo por SEO/Birdlife. Las cifras indican el porcentaje de declive.
El cambio en la ganadería
Cada vez son menos las explotaciones agrícolas que utilizan animales para sus tareas, al igual que las vacas que pastan al aire libre. Con ellos se han marchado los insectos asociados a sus excrementos o que liban su sangre. Y han dejado sin buena parte del menú a las aves de los alrededores, obligadas a buscarse la dieta en otros lugares o a reducir su vida y su descendencia. Unas consecuencias derivadas también de una conciencia mayor por la higiene. “El ganado se cría en naves más asépticas. Se cierran las oquedades para que no entren las golondrinas, por ejemplo, a hacer sus nidos, para evitar la presencia de excrementos junto a los animales”, destaca José Javier Cuervo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC.
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