La guitarra es uno de esos intrumentos que no es especilamente difícil aprender a tocarlos. Cualquiera puede aprender tres acordes y con un poco de práctica acompañar con ellos una canción. Pero todo se va complicando, y llega un momento en que no es suficiente con aprender los acordes, sino también el cómo pasar correctamente de unos a otros, así como saber llevar perfectamente el ritmo y sincronizar ambas manos: la que dirige las notas y la que hace vibras las cuerdas. Luego vienen los solos de guitarra, los punteos, etc. Y sólo unos pocos llegan a tocar como los grandes.
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