Se trata de una curiosidad, que podría hasta ser cómica si no fuera se tratara, aparentemente,  de una desafortunada realidad. El síndrome del perro negro asegura que los cánidos con este tono de pelaje son los que más dificultades tienen a la hora de ser adoptados. La teoría, también extendida a los gatos se sostiene en diferentes estudios. Algunos, como el publicado en The Open Veterinary Science Journal señalan que los gatos negros son los que más tiempo permanecen en refugios. Otro estudio del Journal of Applied Animal Welfare Science, también confirma esa idea.

Pero también hay algunos que demostrarían que no existe tal síndrome. Un análisis realizado en refugios de Nueva York no encuentra ninguna diferencia en la cantidad de adopciones por color de piel, mientras que otro, que cubrió a 16.800 perros de distintos refugios, sorprende con una respuesta completamente opuesta: los perros de color negro se adoptan antes.

Dada la dificultad para confirmar el mito o diferenciarlo de la realidad, la fotógrafa estadounidense Guinnevere Shuster, voluntaria en un refugio de perros en el que observó que este síndrome sí se cumplía, decidió “vestir” a perros negros para intentar revertir la tendencia. Y lo consiguió.

Sasha, cuatro años. Adoptada

Thomas, 3 años

Barkley, 2 años

Homie, 1 año, adopatada




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