El yogur, cuyo origen podría proceder de Asia, ha permanecido durante muchos años como comida propia en la India, Asia Central, Sudeste asiático y Europa del Este. Desde principios del siglo XX, y de la mano de un biólogo ruso, se empezaron a nombrar sus efectos beneficiosos en salud.
Las leches fermentadas, entre las que destaca el yogur, son alimentos muy antiguos. Desde la Biblia se tiene constancia de su existencia y, a día de hoy, son productos con una amplia variedad que se consumen en todo el mundo.
Con la teoría de que consumir un alimento derivado de sus propias bacterias vaginales saludables podría acarrear beneficios a la salud, la Doctora procedió a crear este singular yoghurt.
Westbrook llevó a cabo el experimento combinando las bacterias naturales de su organismo con leche natural en la cocina de su casa. Después de una noche, el yoghurt estaba listo.
Su creación tenía un sabor “fuerte y amargo”, casi picante. La doctora lo comparó con el yoghurt originario de la India.
Sin embargo, consumir este producto de manera diaria podría no ser muy saludable, ya que las secreciones vaginales contienen bacterias diferentes a los lactobacilos, algunos de los cuales pueden ser patógenos, señalaron expertos.