Imitando el formato cómico que se ha impuesto en el último tiempo, donde celebridades leen tweets hirientes dirigidos hacia ellos mismos, estos niños reciben algunos con claro desconcierto. Y el mensaje es obvio: el cyber-bullying no es cómico. Esta versión del acoso entre pares es aún peor que la presencial, ya que está amparada en el anonimato y, por ende, la impunidad.
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