A Licina se le inyectó con una aguja especializada clorina e6 en los sacos conjuntivales, para que llegase a las retinas. Según el documento publicado, el efecto se hizo patente pasada una hora de la intervención, permitiendo al sujeto ver en condiciones de baja o nula luz a una distancia de casi 50 metros. Durante el proceso, Gabriel Licina fue evaluado con diversas pruebas de visión junto a un grupo de control, demostrando que era capaz de ver objetos, personas en movimiento, símbolos y hasta colores con diferentes tonos de fondo que el resto no podía apreciar. El efecto duró varias horas, aunque lamentablemente los investigadores no especifican más al respecto.
Science for the Masses piensa seguir con sus investigaciones para lograr mejorar los resultados obtenidos en esta primera fase de aumento de amplificación de la luz en humanos. En su trabajo indican que hasta el momento no se ha encontrado ningún efecto adverso y ven esta técnica con un gran potencial para mejorar la visión en adultos sanos que requiera realizar actividades en situaciones de poca luz.