Como resultado de una enfermedad neurodegenerativa, Scheuerman perdió la movilidad en 2003. En 2012, fue reclutada para el programa, cuyo objetivo es ampliar los límites de las prótesis en base a las capacidades de la mente humana. Dos electrodos fueron implantados en su corteza motora; el área cerebral encargada de los movimientos de los brazos y manos, y comenzó a entrenarse para controlar brazos sintéticos.
Sin embargo, no era suficiente para Scheuerman, quien quería intentar volar un simulador Joint Strike Fighter. En lugar de pensar en mover los controles, como lo haría cualquier piloto, Jan se imagino volando el avión directamente. Los resultados superaron las expectativas. (Piloteando aviones con la mente).
Su éxito abre las puertas a un sinfín de posibilidades que podrían ayudar a rescatar a las personas paralizadas de sus propios cuerpos, aunque sea mediante simulaciones. Sin embargo, también ha suscitado algunas preocupaciones éticas, pues el liberar la mente de las limitaciones del cuerpo también podría tener implicaciones en situaciones bélicas e ilegales.