¿Alguna vez te has preguntado si tú eres el raro o lo son los demás?, ¿por qué no tienes tantos amigos como los otros?, o ¿si deberías ser más sociable? Quizá todo esté en la manera incorrecta en que percibes las relaciones sociales de los demás.
"Hay una tendencia humana a preguntarse, ¿Soy normal?, y nuestra investigación sugiere que probablemente eres más normal de lo que piensas", dice Feiler, científico del comportamiento que se encarga de analizar cómo las muestras sesgadas pueden afectar la toma de decisiones de las personas.
Desde 1991, existe el término “paradoja de la amistad” (o friendship paradox), acuñado por Scoot L. Feld para describir un fenómeno donde la mayoría de las personas tienen menos amigos de los que sus amigos tienen; es decir, la gente popular obviamente tiene más conexiones sociales. No obstante, los investigadores Daniel C. Feller y Adam M. Kleinbaum, quien se especializa en el estudio de las redes sociales en la Escuela de Negocios de Tuck de la Universidad de Dartmouth, en los Estados Unidos, decidieron adentrarse en el tema de la “paradoja de la amistad” mediante un estudio de la personalidad (introversión vs. extroversión) y la formación de redes sociales dentro de un grupo de estudiantes de nuevo ingreso.
"Vimos esta como la oportunidad para preguntarnos algo interesante, y utilizar las herramientas de la ciencia de redes para abordar aspectos psicológicos”, señala Feiler.
"Las investigaciones anteriores examinaron cómo las relaciones y redes se forman, pero el nuestro es el primer estudio que vincula los procesos fundamentales de la formación de la red con los sesgos sistemáticos de la estructura de la red –social-", añade Kleinbaum.
La investigación, publicada en la revista científica de la Asociación para la Ciencia Psicológica, Psychological Science, muestra que el efecto de la paradoja de la amistad tiene una mayor repercusión en las personas extrovertidas.
"Si eres más extravertido, puedes tener una visión sesgada de cómo son los sujetos extrovertidos en general. Si tú eres muy introvertido, puedes tener una idea muy precisa acerca de la extroversión”, asegura Feiler.
La extraversión nos hace ser más sociales y, por ende, tener más amigos; además, somos más propensos a convertirnos en amigos de quienes tienen un nivel similar de extraversión que nosotros. Para extrovertidos, ambos efectos funcionan juntos, haciendo que dichos individuos se vuelvan amigos de aquellos que son más extrovertidos que introvertidos. En cambio, para los introvertidos, la circunstancias funcionan opuestamente, por lo cual dichas personas se convierten en amigos tanto de extrovertidos como de introvertidos. Tomando esto en cuenta, Feiler y Kleinbaum llegaron a la conclusión de que es probable que el sesgo social haga que los demás son más extrovertidos de lo que realmente son, y que los introvertidos pueden vincularse socialmente mejor que los extrovertidos.
"Hay una suposición fundamental en la psicología: las inferencias acerca de las normas sociales se basan en las personas con las que interactuamos. Y si ese es el caso, entonces tenemos que considerar bajo qué situaciones nuestra red social está sesgada y cómo es que esto afecta nuestras creencias sociales", dice Feiler.
Feiler y Kleinbaum realizaron su investigación mediante la conformación de redes sociales emergentes en un grupo de 284 nuevos estudiantes que ingresaron al campus en el otoño de 2012. Cada alumno fue examinado dos veces: primero, cinco semanas después de su ingreso, y posteriormente, a las 11 semanas. A los participantes se les dio una lista y se les pidió indicar con quienes socializaban. Durante la segunda ocasión, los voluntarios realizaron una famosa encuesta (the Big Five Inventory) diseñada para evaluar los rasgos de personalidad. En su mayoría, los datos mostraron lo que los científicos esperaban, la existencia de un sesgo de extraversión en la red que es más pronunciado en las personas extrovertidas.
"Entre más extrovertida es la persona, más grande es el sesgo", explica Feiler.
"Si eres más extravertido, puedes tener una visión sesgada de cómo son los sujetos extrovertidos en general. Si tú eres muy introvertido, puedes tener una idea muy precisa acerca de la extroversión”, asegura Feiler.
La extraversión nos hace ser más sociales y, por ende, tener más amigos; además, somos más propensos a convertirnos en amigos de quienes tienen un nivel similar de extraversión que nosotros. Para extrovertidos, ambos efectos funcionan juntos, haciendo que dichos individuos se vuelvan amigos de aquellos que son más extrovertidos que introvertidos. En cambio, para los introvertidos, la circunstancias funcionan opuestamente, por lo cual dichas personas se convierten en amigos tanto de extrovertidos como de introvertidos. Tomando esto en cuenta, Feiler y Kleinbaum llegaron a la conclusión de que es probable que el sesgo social haga que los demás son más extrovertidos de lo que realmente son, y que los introvertidos pueden vincularse socialmente mejor que los extrovertidos.
"Hay una suposición fundamental en la psicología: las inferencias acerca de las normas sociales se basan en las personas con las que interactuamos. Y si ese es el caso, entonces tenemos que considerar bajo qué situaciones nuestra red social está sesgada y cómo es que esto afecta nuestras creencias sociales", dice Feiler.
Feiler y Kleinbaum realizaron su investigación mediante la conformación de redes sociales emergentes en un grupo de 284 nuevos estudiantes que ingresaron al campus en el otoño de 2012. Cada alumno fue examinado dos veces: primero, cinco semanas después de su ingreso, y posteriormente, a las 11 semanas. A los participantes se les dio una lista y se les pidió indicar con quienes socializaban. Durante la segunda ocasión, los voluntarios realizaron una famosa encuesta (the Big Five Inventory) diseñada para evaluar los rasgos de personalidad. En su mayoría, los datos mostraron lo que los científicos esperaban, la existencia de un sesgo de extraversión en la red que es más pronunciado en las personas extrovertidas.
"Entre más extrovertida es la persona, más grande es el sesgo", explica Feiler.
Según la investigación, sólo las personas más extrovertidas -1% de la población- tienen redes sociales representativas poblacionalmente hablando en términos de extraversión. El resto de las personas vemos nuestro grupo social de manera distorsionada, dándonos la impresión de que los demás son más sociables que nosotros. Esta situación podría tener efectos profundos en nuestro desempeño laboral, nuestras relaciones y nuestra autoestima; asimismo, tener percepciones sociales sesgadas también podría perjudicar el desarrollo de productos y el liderazgo.