Se llama William Stokkebroe y tiene sólo dos años, pero un sentido del ritmo y un desparpajo en la pista de baile que ya querrían muchos adultos. Moverse al son de la música cuando todas las miradas están puestas en él no supone ningún problema para él, que con su gran técnica deja a todos sorprendidos y se gana un gran aplauso. Su afición por el baile le viene en los genes, pues todo lo ha aprendido viendo ensayar a sus padres en la compañía Studio43.
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