No deberíamos fiarnos en exceso de ellos. Pero si algo que nos define, es eso, recuerdos.
Recuerdos de momentos que nos hicieron felices, de personas que nos dejaron huella, de sensaciones que querríamos volver a sentir. Ello es lo que construye nuestro relato vital, y lo único que nos queda una vez llegamos al destino.
Todas estas ideas son las que destiló la animadora francesa Hélène Leroux en su conmovedor corto Floating In My Mind.
En él seguimos la vida de un chico desde su infancia a su vejez. A medida que va experimentando distintos hitos, acumula recuerdos que Leroux ilustra en forma de globos.
Es un recurso sencillo, pero tremendamente efectivo para entender cómo funcionan los mecanismos emocionales de nuestra memoria.