Pero los niños, se sabe, son otra cosa. Y esta copa lo dejó en claro. Si al principio del torneo uno de ellos saltó al césped del estadio de Antofagasta para pedir a Godín que le firmara una camiseta de la selección chilena, ahora en el final otros dos niños vuelven a llevarse el protagonismo. En pleno festejo, ellos fueron quienes se acercaron a un Messi que miraba hacia la nada tras la derrota. Él permaneció impávido, pero uno de ellos lo abrazó, se tomó una foto con él y otro incluso lo acarició mientras estaba sentado en el suelo. Las imágenes se multiplicaron en las redes sociales.
Bien por ellos; también son parte de esa hinchada chilena de la que tanto se suele hablar.