Permite mantener el equilibrio, contrarrestando el balanceo de las piernas. Mucho tiempo se pensó que este movimiento era uno de los 'residuos' de nuestra etapa como primates no evolucionados.
Grupos de expertos en biomecánica de las universidades de Brown y de Michigan, ambas en Estados Unidos, han analizado si existen otras razones que justifiquen nuestro peculiar método de locomoción.
De acuerdo con sus estudios, la razón es que al colocar los brazos en esta posición y balancearlos, disminuimos el gasto energético; si corriéramos con los brazos sobre la cabeza, o intentando no moverlos, nuestro consumo energético sería mayor.
Tal adaptación pudo permitir que en la antigüedad pudiéramos desplazarnos largas distancias sin gastar grandes cantidades de energía, lo que se traduciría en un mayor consumo de alimento.