Decile NO a Superman
Las manos en la cintura son para Superman, Flash, o algún otro superhéroe. Y es que poner las manos en esa posición da esa impresión de superioridad que tienen las estatuas y no es algo que caiga simpático. Si no cae simpático, no crea conexión. La conexión, y no la perfección, resulta ser la base de la buena comunicación.
Apuntar con el índice nos hace ver agresivos
Seguro te lo dijeron en algún momento y con razón. Apuntar con el dedo y servirse del índice para puntualizar algo significa un gran rasgo de soberbia. Es agresivo y la respuesta que genera no es colaborativa ni de aceptación por parte de la persona a la que le apuntamos. Si bien, en algunas ocasiones, se puede utilizar este recurso, la regla general indica que el índice se usa solo para apuntarnos a nosotros mismos.
Dos candidatos usan sus palmas para no parecer sumisos ante su rival
Cada vez que hablamos con alguien y le apuntamos con las manos en posición de palmas hacia abajo, estamos enviando un mensaje fatal. Es una de las mejores formas de sofocar a alguien, de demostrarle que nosotros mandamos y que solamente nosotros tenemos el uso de la palabra. Eso crea una reacción adversa en quien nos escucha. En algunos casos, va a desconectar mentalmente de nuestra charla. Ya no nos quiere escuchar más. En otros, como a la mayor parte de las personas no les gusta que las dominen de esa manera, nuestro auditorio va a actuar en forma contraria a nuestros objetivos. Nos va a llevar la contra como forma de rebelarse contra nuestra constante opresión. No importa que sea simbólica y hasta inconsciente, se transmite con la electricidad en el agua.
Más de la mitad del mensaje que transmitimos proviene del movimiento de nuestro cuerpo y no de las palabras elegidas. Trata que tu cuerpo diga lo mismo que tus palabras.