Altavoces
Muchos pisos de estudiantes son el lugar de celebración de fiestas sin control en las que se escucha música (buena o mala) a todo volumen. Para ello, no hace falta comprar unos amplificadores profesionales. Un tubo de cartón, como el del papel de aluminio, y dos botellas de plástico. Unos cuantos cortes, el teléfono móvil en el centro del tubo y ya tenemos un buen nivel de música.
Papelera
Olvídate de esos recipientes de plástico que hay que lavar de vez en cuando porque huelen mal y pueden tener todo tipo de bacterias. Nada como un taburete puesto del revés con una bolsa. Con él, además, nos despedimos del engorro de fijar los bordes de la bolsa a los del cubo. ¡Muy útil!
Copas
¿Se acabaron los vasos de cristal en casa? Haya paz: siempre podrás tirar de unas botellas de plástico convenientemente cortadas. Eso sí, ten cuidado y no te dejes algún borde punzante o que corte. Tampoco es lo más recomendable si tienes invitados en casa, así que piénsatelo dos veces antes de hacerlo. No obstante, más vale eso que nada.
No hacen falta escurridores
Algún fan de ‘El apartamento’ debió acordarse de esa escena en la que Jack Lemmon escurre sus espaguetis con ayuda de una raqueta. Por tanto, si él hizo eso en una película, ¿por qué no llevarlo a cabo en la vida real? Unos raviolis se prestan incluso mejor, ya que será más difícil que caigan entre los espacios de las cuerdas. Eso sí, procura que la raqueta esté limpia antes, que no cuesta trabajo.
Sofá-silla
Ese viejo piso de barrio de gran ciudad, con la decoración aún de los padres de tu casero y ligeramente abandonado. En el salón, un sofá de escay cuyos cojines son imposibles de reponer si alguno se rompe. Bueno, pues ese sitio no se va a desaprovechar, así que ponemos una silla en su sitio. La situación puede ser un poco disparatada, pero es mucho más rentable que comprar un sofá nuevo o reclamarle nada al propietario.
Enfrentándose a uno de los grandes dramas del joven
Planchar: esa tarea odiosa que alguien hacía en tu casa todos los días y a la que ahora te tienes que dedicar tú. Quizá tu casa no tenga plancha o no te atrevas a usarla, por si muerde. ¿Qué mejor que utilizar un poco de agua caliente? El vapor que suelte terminará con las arrugas y tus camisas lucirán como si fueras un profesional del planchado.
Sin microondas pero comiendo caliente
En cambio, si tienes plancha pero no microondas, ¿qué tal si la usas para calentar la comida? Hace una función increíble junto a un secador para el pelo. En apenas unos segundos puedes tener resultados aceptables para no tener que echarte a la boca un témpano de hielo. Cuidado con el tiempo, eso sí. Corres el peligro de comerte algo tan negro y sabroso como el carbón.
No hace falta llamar al fontanero
Se te ha estropeado la alcachofa de la ducha y no quieres recurrir a nadie porque no tienes dinero para pagar o porque te da vergüenza demostrar que no eres capaz de arreglarlo. Nada que no pueda solucionar una botella de plástico (otra vez) con unos cuantos agujeros y enganchada a la tubería con cinta adhesiva. No fallará.
Ya que vas al supermercado…
No devuelvas el carrito con el que haces la compra. Puede ser muy práctico como barbacoa. Una parrilla perfecta por un precio mucho menor. Eso sí, intenta recuperar la moneda que tuviste que insertar para llevártelo. Si no lo logras, siempre tendrás una barbacoa que te ha costado solo un euro.
Aplicaciones prácticas del dibujo técnico
Esas reglas de metal tienen usos increíbles. Con la tapa de una lata atornillada en un extremo, más aún. Pasa de comprar cuchillos para la pizza (elemento básico de la alimentación universitaria) y haz este cortador casero que sorprenderá a todas tus visitas. Procura que puedas quitar fácilmente la tapa de la lata si necesitas la regla para otros menesteres.