Chad Groeschen de 39 años, es el protagonista de esta historia de “terror”. Después de utilizar lentes de contacto por varios años, pensaba que nada malo podía ocurrir. Así que cuando sintió una pequeña comezón en su ojo izquierdo, no le dio mucha importancia. Chad pensó que se trataba de una alergia más, de esas que de vez en cuando sienten los usuarios de los lentes de contacto.
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