Por otra parte, las pantallas de los dispositivos móviles de última generación emiten hasta cinco veces más luz que las anteriores y, si además las usamos al aire libre en los meses de mayor luz solar, estas pueden llegar a emitir hasta un 500% más de luz de alta energía, precisamente para paliar los reflejos del sol y que podamos ver nítidamente. Un exceso que, según los expertos, se ha convertido en un factor de riesgo importante para la retina y la degeneración macular en el mundo actual. Especialmente para los niños menores de 2 años, que se encuentran en una época de su desarrollo en la que están aprendiendo a ver, enforcar, mover los ojos y utilizar la información visual. ¿Cómo evitarlo?
Según la doctora Celia Sánchez-Ramos, directora del departamento de Óptica de la Universidad Complutense de Madrid: “El exceso de luz siempre es nocivo para la vista, con independencia de que provenga de un emisor natural o artificial. Desde 1912 está publicado que mirar al sol produce ceguera. El sol, como fuente de luz, ilumina los objetos que se pueden ver, sin embargo las pantallas de los dispositivos emiten luz directamente hacia nuestros ojos. El daño dependerá de la intensidad de la luz, no de la fuente emisora. En ambos casos hay que proteger los ojos bloqueando el exceso de luz (gafas de sol y protector ocular para pantallas). Por ejemplo, si leemos un folio iluminado por el sol (5.000 cuentas de luz) producirá menos daño en la retina que la pantalla de una tableta emisora de luz (27.000 cuentas de luz) en las mismas condiciones. Sin embargo, si se utiliza un protector ocular como el de Reticare con el que hemos investigaciones recientemente, la luz dañina emitida por las pantallas disminuye de manera sustancial, reduciendo el efecto nocivo”.