Adoptada por una familia estadounidense a los 5 años, luego de que fuera abandonada en la puerta de un templo budista siendo una bebé, aprendió que nunca debe abandonar sus sueños y asegura que comenzó a modelar por diversión y para contar su historia.
Kanya gana alrededor de mil dólares por día en su trabajo como modelo y ha firmado con marcas como Billabong, Nike o Rip Curl.
“Soy diferente y eso es sexy. No necesito mis piernas para ser sexy”, dijo la joven al Daily Mail.
Además del modelaje, es surfista, skater y esquiadora y prefiere no utilizar la silla de ruedas.