No temas, no es tan malo como suena y es normal sentir curiosidad por lo oculto... Sí, el nombre suena espeluznante y no podemos evitar pensar que la maldad debería formar parte del credo de este grupo de gente. Una maldad terrible, llena de incitación al odio, intenciones nefastas, sacrificios (de animales o peores…), maldiciones y deseos de perjudicar a los demás.
¿No es esa, después de todo, la misión del diablo? Sin embargo, la Iglesia de Satán no cree realmente en el demonio, son firmes defensores de la razón y desestiman cualquier elemento sobrenatural. Más que nada, están abocados a una cierta filosofía que aplican en sus vidas cotidianas.
Mira estas curiosas características de la Iglesia de Satán:
- Fundación de la Iglesia de Satán El Satanismo es fundado en 1966 (66, ¿coincidencia?) por Anton LaVey, un joven que incursionó en el circo, la música y lo paranormal y junto a sus amigos y seguidores comenzaron este culto y ganaron mucha notoriedad (y miedo del público). La Biblia de Satán es su libro fundamental donde articulan principios que exhortan a la autoindulgencia antes que la represión o la abstinencia, la vitalidad, la venganza cuando es necesaria, el ego y el amor propio, el materialismo y el disfrute. Un postulado importante dice que somos animales viciosos y esto se debe a que tenemos uso de razón.
- ¡Magia! El ritual satánico es una forma de psicodrama que utiliza energía emocional para ordenar nuestros impulsos hacia ciertas metas. A esto también le llaman magia, aunque sería quizás más cercana a la manipulación y el autoconocimiento, ya que no tienen ningún tipo de visión trascendente ni de creencia en algo mayor que el hombre. Gracias a la astucia, podemos manipular las apariencias en nuestro beneficio, engañar y atraer hacia nosotros lo que deseamos. La estética es muy importante para ellos, así que por supuesto que hacen invocaciones con todos los nombres que le puedas atribuir al demonio.
- El ideal satánico El peor pecado es la estupidez, la mediocridad, y los obstáculos que se nos interponen no son “mensajes del universo” sino que están para ser aplastados. Conformarse, seguir a la manada, nada de esto es aceptable. El orgullo es una virtud que hay que fomentar, a menos que sea contraproductivo o que no hable de méritos reales. El reconocimiento y la admiración de los demás nos permite triunfar en el mundo. Todo esto es parte de su ética y de su filosofía, que no anda por ahí pregonando el perdón o despilfarrando amor.
- El plan y su visión para el mundo En primer lugar, no somos todos iguales y no hay mentira ni receta mayor para el fracaso que hacer de cuenta que tenemos las mismas capacidades. Los fuertes depredan a los débiles y no hay nada que se le pueda hacer. No podemos excusarnos si actuamos con estupidez. A esto le llaman estratificación. Segundo: las iglesias deberían pagar impuestos y generar riquezas para el resto. Nada de vivir de diezmo, sino lo contrario. Todos somos responsables de las consecuencias de lo que creamos, así que el tercer principio es no culpar a los demás o a una entidad mayor por nuestros errores. Las virtudes y los errores dependen enteramente de nosotros, y todos pagamos el precio. Cuarto: El Estado nunca puede aliarse a la Iglesia. Aquí es donde se ponen creativos: para entretenernos y ejercer poder sin lastimar, deberíamos desarrollar una industria de robots o compañeros artificiales a los que podamos esclavizar. Algo con qué desquitarnos, ¿no? Quizás no falte tanto... (aunque insultar a tu microondas no cuenta).
- En quinto lugar, cualquier persona debería tener la oportunidad de vivir en un “ambiente total” regulado por él, de su elección, un espacio donde solo tú impones las reglas y vives como más te guste, sin tener que escuchar quejidos u opiniones contrarias. (¿Paraíso satánico?)
- ¿Por qué Satán? Satán es quien se rebeló ante la autoridad de Dios y por lo tanto, representa inconformidad y oposición a lo tradicional. Además, adoptando lo infernal como tema se están burlando de la autoridad del cristianismo, apartando a los temerosos y cobardes y burlándose de las nociones de “bien” y “mal”.