Edith aprendió la técnica del jiu jitsu de la mano de su esposo, William, pionero del culturismo británico y profesor de educación física. Y ella se convirtió a su vez en maestra. Dado que el movimiento sufragista era ilegal, la policía de aquel entonces no tenía muchos miramientos a la hora disolver aquellas manifestaciones de mujeres empleando métodos extremadamente violentos. Por eso, Edith decidió dar clases a sus compañeras de partido para que aprendieran a defenderse en el caso de ser agredidas.
Además, creó un cuerpo especial de mujeres-guardaespaldas para proteger a las líderes del movimiento, que fueron conocidas popularmente como las amazonas o las jiujitsuffragettes. Terminada la I Guerra Mundial, Edith se retiró a un segundo plano en el activismo feminista, y se dedicó a la enseñanza de artes marciales en una escuela que abrió junto a su esposo.
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Edith Margaret Garrud fue la primera mujer que enseñó jiu jitsu en Europa |
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Edith, a la izquierda, con su esposo y su hermana. |