¿Qué harías si te muerde una serpiente? Para cualquier persona, la respuesta más lógica sería ir cuanto antes al hospital más cercano y ser atendido por profesionales. Pero, para Karl Patterson Schmidt, un renombrado herpetólogo (investigador de serpiente) de Chicago, la respuesta fue muy distinta – decidió analizar los efectos del veneno en su cuerpo en una serie de entradas de diario, casi hasta el momento de su muerte un día después.

Schimdt fue mordido por una serpiente boomslang de 70 centímetros el 25 de septiembre de 1957, después de que no consiguió manejarla adecuadamente. La serpiente venenosa, endémica de África Subsahariana, le fue enviada para su identificación ya que él era el director de curaduría de zoología del Museo de Historia Natural Field, en Chicago.

Evitando los esfuerzos ajenos para que recibiera atención médica, Schmidt, siendo uno de los expertos más prolíficos del campo, hizo lo que le resultó más natural, registrar toda la información que pudiera antes de morir 24 horas después de haber sido mordido.

Lo que dejó fueron las palabras de un hombre, que aunque calmado, estaba muriendo, mientras sucumbía a diminutas rupturas en su sistema circulatorio que le provocaron una hemorragia masiva en todo el cuerpo.  La causa de muerte fue parálisis respiratoria.






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