Cuando un grupo de rescatistas del International Animal Rescue (IAR) encontró por primera vez a este pequeño orangután llamado Gito, estaba en una caja de cartón llena de orina y desnutrido, pues sólo lo habían alimentado con leche condensada y tenía la piel con “escamas”; lo habían dejado al sol en estas horribles condiciones para que literalmente muriera. El responsable de este aterrador acto fue, al parecer, un líder de una villa en Borneo que lo tenía en cautiverio como mascota.
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