¿Existió realmente?
Los historiadores no han podido encontrar hechos concretos al respecto, ni siquiera documentos detallados. Es raro que siendo una práctica tan difundida no existan historias escritas al respecto o una ley escrita que la sustente, como tantas otras leyes que se escribieron.
Había muchos riesgos si un noble se acostaba con tantas mujeres: si bien eran vírgenes, él mismo podía transmitir enfermedades a todo el reino. Por otro lado, es posible que algunos monarcas y nobles hayan llevado adelante esta práctica, pero eso no significa que todos lo hicieran.
Sin embargo, existen fuertes evidencias de que una mujer debía pedir permiso a su señor para casarse. Esta práctica implicaba pagar también una tarifa al dueño del feudo y a la Iglesia a cambio de la autorización. Esto tenía que ver sobre todo con las muchachas que se casaban con hombres en tierras de otro señor. Así se aseguraban de no perder a la sirvienta a cambio de nada.
La evidencia y los hechos
Aunque existiera o no el derecho a la primera noche, lo cierto es que los señores dueños de la tierra podían hacer lo que quisieran con sus sirvientes, y eso incluía violar a todas las mujeres. No implica sin embargo que existiera una ley al respecto, pero sí que se cometieran brutalidades.
El Ius Primae Noctis implica también que se realizaran muchas bodas en secreto para huir de este problema, en caso de que realmente fuera una costumbre constituida. Uno de los ejemplos de cómo este recurso se usó en el cine es la película Braveheart (Corazón Valiente), donde los nobles se llevan a las recién casadas para pasar la noche con ellas.
Las historias sobre la primera noche provienen entonces del pago de la tarifa y el permiso que el señor debía dar a las mujeres, aunque no haya evidencia concreta del abuso sexual. Sin embargo, está claro que el noble podía mantener relaciones con esas mujeres estuvieran o no casadas, y en el momento que desearan.