En noticas que son tan impactantes como en realidad no tanto, la organización Greenpeace ha emitido un reporte que cuando pretendieron ser consultores para compañías petroleras y visitaron las universidades más importantes de E.U.A., descubrieron que dos importantes profesores se ofrecían a escribir reportes acerca de los beneficios del aumento de la emisiones de CO2 y el uso de combustibles fósiles – por un precio justo.
Aunque la mayoría de la comunidad científica está de acuerdo con la existencia del cambio climático y es poco probable que un par de personas sean capaces de cambiar la opinión de todos los demás. Es importante tomar en cuenta éste tipo de problemas, ya que sólo en E.U.A., el 30% de sus habitantes aún no está convencido de que el cambio climático sea real e investigaciones publicadas por académicos ‘escépticos’ - que podrín haber sido influidas por el financiamiento de las empresas petroleras - son a menudo utilizadas como argumentos para una duda razonable.
Los oficiales de Greenpeace fingieron ser consultores de una compañía de gas y petróleo en el Medio Oriente y de una compañía de carbón en Indonesia cuando contactaron a los profesores de las prestigiosas universidades de E.U.A. pidiendo si les podían comisionar un reporte resaltando los beneficios de utilizar combustibles fósiles y del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
Los dos académicos que mordieron el anzuelo – conocido por su escepticismo respecto al cambio climático – fueron William Happer, profesor de física en la Universidad de Princeton y el sociólogo retirado de la Universidad Estatal de Pensilvania, Frank Clemente.
La evidencia vía correos electrónicos muestra que mientras que el primero sugirió elegir una forma en que el artículo podría ser publicado a pesar de no tener la aprobación de sus pares, el segundo pidió $15,000 dólares por un artículo de entre 8 y 10 páginas y $6,000 por una nota de opinión en el periódico.
En el reporte afirman que durante discusiones con representantes de Greenpeace disfrazados, los académicos se mostraron dispuestos a encontrar formas de oscurecer el financiamiento corporativo para la ‘investigación’.
En los resultados, Greenpeace hace énfasis en que es importante tomar en cuenta que es probable que varios reportes a favor del CO2 y el uso de combustibles fósiles pudieron haber sido financiados por las mismas compañías que producen éste tipo de contaminación.
Los oficiales de Greenpeace fingieron ser consultores de una compañía de gas y petróleo en el Medio Oriente y de una compañía de carbón en Indonesia cuando contactaron a los profesores de las prestigiosas universidades de E.U.A. pidiendo si les podían comisionar un reporte resaltando los beneficios de utilizar combustibles fósiles y del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
Los dos académicos que mordieron el anzuelo – conocido por su escepticismo respecto al cambio climático – fueron William Happer, profesor de física en la Universidad de Princeton y el sociólogo retirado de la Universidad Estatal de Pensilvania, Frank Clemente.
La evidencia vía correos electrónicos muestra que mientras que el primero sugirió elegir una forma en que el artículo podría ser publicado a pesar de no tener la aprobación de sus pares, el segundo pidió $15,000 dólares por un artículo de entre 8 y 10 páginas y $6,000 por una nota de opinión en el periódico.
En el reporte afirman que durante discusiones con representantes de Greenpeace disfrazados, los académicos se mostraron dispuestos a encontrar formas de oscurecer el financiamiento corporativo para la ‘investigación’.
En los resultados, Greenpeace hace énfasis en que es importante tomar en cuenta que es probable que varios reportes a favor del CO2 y el uso de combustibles fósiles pudieron haber sido financiados por las mismas compañías que producen éste tipo de contaminación.