París
Se la conoce como “la ciudad de la luz” (Ville Lumière) porque fue de las primeras ciudades europeas en tener alumbrado público con farolas de gas. El nombre Paris se toma de los parisios o Parisii, un pueblo galo que vivió a orillas del río Sena hasta la época romana. Se creía que la palabra Parisii provenía del culto a la diosa egipcia Isis, pero los filólogos acabaron abandonando esa hipótesis. Los romanos conocían París como Civitas Parisiorium (“la ciudad de los parisios”) y la denominación predominó sobre el de la ciudad de Lutecia, la precursora romana de París.
Londres
London es la ciudad más grande de toda la Unión Europea, aunque hasta 1889 esta denominación sólo se refiriese a la pequeña City de Londres. La etimología no está clara, pero se sabe que es un nombre antiguo. En el 121 d. C. aparece citada por los romanos como Londinium, pero el origen sería celta. En 1998, el lingüista Richard Coates propuso una solución al enigma: es posible que Londres provenga de Lowonidonjon, la forma céltica de la palabra Lowonida, que en el antiguo europeo significaba “río demasiado ancho para vadearlo”. Sería, por supuesto, una referencia al Támesis.
Berlín
La etimología popular asocia Berlín con Bär, “oso” en alemán. Se cree que esa es la razón por la que los berlineses decidieron que el escudo de la ciudad fuera un oso con una corona de oro. Sin embargo, el origen del nombre Berlin no tiene que ver con osos. La denominación parece provenir de los pueblos eslavos que habitaban la zona. Habrían tomado la raíz berl- / birl- del idioma polabo, que significa “pantano”, y añadido el sufijo in que indica lugar. Así que Berlín no es el lugar de los osos sino “tierra pantanosa”.
Madrid
En 1561, Felipe II estableció la capital permanente de su reino en la villa de Madrid. Desde ese mismo año, la ciudad creció exponencialmente en tamaño y población. Los árabes de al-Ándalus la llamaban Maǧrīţ, que derivó en el castellano antiguo Magerit. Se cree que el nombre proviene del mozárabe Matrice, que significa “fuente”. No es casualidad que muchos madrileños pronuncien “Madriz”. Matrice hace referencia a la abundancia de agua de la zona: además del río, era un lugar lleno arroyos y lagunas.
Roma
La propia mitología romana cuenta la historia de su fundación con la leyenda de Rómulo y Remo. Eran nietos del rey de Alba Longa, cuyo hermano traidor los mandó a ahogar en el río Tíber. Los gemelos sobrevivieron amamantados por una loba y, al tiempo, Rómulo mató a su hermano para fundar Roma en el monte Palatino. La palabra etrusca ruma significa “ubre”, lo que podría ser una referencia a la loba del mito. Pero también es posible que “Rómulo” provenga de “Roma” y no al revés. Roma podría tener su origen en el término griego rhèo (fluir) o en rhòme (fuerza).
Dublín
Irlanda reconoce oficialmente el 988 d. C. como el año en el que Dublín fue fundada. No obstante, la bahía lleva habitada mucho más tiempo. Cerca del 140 d. C., el cartógrafo grecorromano Ptolemy se refirió al asentamiento como Eblana polis. El nombre Dublín deriva de Dubh Linn, que en irlandés antiguo significa “laguna negra”. La oscura laguna existió: se formaba por el estancamiento del río Poddle antes de desembocar en el río Liffey. A principios del 1700, la expansión de la ciudad obligó a drenar la laguna y a canalizar y soterrar el curso de los ríos.
Bruselas
Mucha gente no sabe que la capital oficial de Bélgica no es Bruselas en sí, una región con 19 municipios, sino la Ciudad de Bruselas, el núcleo histórico de 33 kilómetros cuadrados y 166 mil habitantes. Al igual que Berlín, Madrid o Dublín, el nombre de Bruselas tiene que ver con el agua. La zona era un área pantanosa con abundantes arroyos que formaban islas. En la isla más alta se erigió una ermita. Brussel proviene de dos voces del neerlandés medieval: broek (pantano) y sell (ermita). Bruselas es “la ermita del pantano”. Otra teoría es que proviene del celta Brixellum, formado por los términos briga (altura) y cella (templo).
Copenhague
La capital de Dinamarca alberga al 20% de la población del país. La ciudad tiene uno de los PIB por habitante más altos del mundo y una de las fiscalidades más elevadas, por lo que las desigualdades sociales son bajas. El nombre de la ciudad refleja su origen como un puerto y un lugar de comercio: la designación original en danés era Køpmannæhafn, que significa “puerto de comerciantes”. De havn (puerto o muelle) también deriva el elemento químico Hafnio, que fue descubierto en Copenhague.