Si no hay problemas, viajar en avión es una de las experiencias más seguras y cómodas que existen. Llegas al aeropuerto, facturas el equipaje, esperas a que abra la puerta de embarque y, una vez sentado, solo falta llegar al destino. Sin embargo, desde que la aeronave aterriza y hasta que vuelve a surcar los aires, se produce una historia cíclica llena de curiosidades. Porque, preparar un vuelo no es cosa fácil. ¿Con qué se carga el avión cuando está vacío? ¿Quién puede entrar y quien no a la nave cuando no están los pasajeros?

Dejemos volar la mente. Es todavía de madrugada y, probablemente, tú sigues durmiendo en casa. En el aeropuerto desde el que saldrá tu vuelo internacional acaba de aterrizar un avión. Ese es el aparato en el que luego tú montarás y que te llevará a la ciudad de la que despegó hace horas. Lo habitual es que regresen a su lugar de destino llenos de pasajeros, para rentabilizar el viaje.

El avión aterriza siguiendo las indicaciones de la torre de control. Varios pisos más abajo, a nivel de pista, otros trabajadores comienzan a organizar equipos de tierra: son los que deben montar las escaleras de desembarque, las plataformas para transportar el equipaje, etc. Si el avión se retrasa, los jefes de equipo reciben el aviso a través de correos electrónicos y mensajes de texto. Su trabajo suele ser revisado a través de las métricas diarias de rendimiento, para comprobar cómo funcionan los equipos de tierra y mejorar en el futuro.

Reparar avión
Mientras tanto otros trabajadores, con los oídos bien protegidos, hacen señales con luces a los pilotos del avión recién aterrizado. Cuando llega, si no hay escaleras transportables, hay que conectar las puertas de la nave con el ‘jetway’, el túnel del embarque que conecta el avión con la terminal.

Una vez que el proceso de aterrizaje ha terminado, hay que sacar a toda velocidad las maletas. Y, por supuesto, a los pasajeros. Si todo va bien, este peculiar desembarco debe durar menos de una hora. Ahora, toca limpiar el avión y prepararlo para tu viaje.

En el exterior, los mecánicos revisan toda la nave, un trabajo para el que apenas disponen de unas horas. Revisan (o deberían) de todo: desde las ruedas, los frenos y el tren de aterrizaje hasta una especie de tubos que controlan la velocidad del aire. Hay que revisar también las turbinas.

Además, los mecánicos cuentan con unos ayudantes muy particulares para evitar daños en los aparatos: en muchos aeropuertos disponen de aves de cetrería que evitan la entrada de otros animales en pista. 

¿Qué pasa con los excrementos de un avión?
Mientras, en el interior, comienzan a recargar el avión. Al igual que sucede en el exterior, se revisan algunos elementos por seguridad, como las botellas de oxígeno o equipos de emergencia. Por allí solo puede haber personal de seguridad del aeropuerto o de la aerolínea en cuestión, que controla quién entra a la nave.

No falta nada: productos en el botiquín de primeros auxilios, mantas, almohadas… Y no puede faltar el zumo de tomate. ¿Por qué se carga tanto zumo de tomate? Parece ser que su sabor ácido es menos fuerte en los cielos, debido a la bajada de la presión atmosférica. Así, lo percibimos como más fresco y dulce.

Además, el avión se limpia. Con desinfectante. Se frotan muchos sitios, como los asientos, las mesas, las bandejas y los compartimentos para el equipaje de mano. Todo depende, claro está, del tiempo con el que cuenten. Suele tener preferencia la primera clase frente a la turista, y se limpian con más detenimiento lugares como los baños. Si el avión pasa la noche entera en el aeropuerto, el trabajo se hace más a conciencia.

Por otra parte, el avión no puede despegar si no se recarga un compartimento bastante importante: el del líquido azul químico del retrete. Este se rellena mientras la nave espera para volver a partir. Por supuesto, todos los residuos se retiran y el lugar al que caen es limpiado a conciencia. Así que no te preocupes: salvo roturas imprevistas, nunca te caerán heces de un vuelo mientras caminas por la calle.

El plan de vuelo que lo controla todo
Tú, mientras tanto, ya te has puesto en pie y te preparas para ir al aeropuerto, donde siguen los trabajos de preparación de tu avión. Los técnicos se encargan de redactar un plan de vuelo que no deje al azar ningún detalle.

¿En qué consiste ese plan de vuelo? Tiene la identificación de la nave, quién está a bordo y su ruta prevista. Así mismo, se calcula cuánto va a tardar en completarla. Y por supuesto, que no vaya a exceder el peso, algo que se calcula de acuerdo a la cantidad de carga, el número de pasajeros, el peso estimado de maletas y la cantidad de combustible necesaria para llegar a su destino. Luego, los controladores aéreos reciben este plan.

Mientras tanto, tú ya has llegado al aeropuerto y estás esperando para facturar la maleta. Los empleados de la aerolínea comprueban que no exceda el peso marcado, la etiquetan, te dan tu tarjeta de embarque y te desean un buen viaje. Ya falta poco para despegar, con lo que termina, una vez más, el ciclo de preparación de un avión antes de su vuelo.




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