Desde su construcción en 1901, el Flatiron es uno de los grandes símbolos arquitectónicos de Nueva York, y como tal ha sido retratado miles de veces por artistas, paseantes y turistas de mirada curiosa procedentes de todos los rincones del mundo. La verdad es que es difícil no sentirse atraído por las formas de un edificio que, dependiendo de la perspectiva con la que mires, puede parecer una construcción geométricamente imposible, una fachada sin fondo, un mágico espejismo.

Algunas de las imágenes más legendarias del Flatiron se remontan a principios del siglo pasado. En 1903, Alfred Stieglitz inmortalizaba su inusual geometría triangular en American. Poco después, Edward J. Steichen homenajeaba a Stieglitz retando a los sentidos del público de la época con una imagen que parecía existir entre dos mundos.

Añadiendo pigmentos suspendidos en una solución sensible a la luz durante el revelado, Steichen conseguía un estudio cromático del ocaso que se acercaba al fotorrealismo desde la mirada impresionista del Monet de los motivos urbanos. Era una fotografía, pero casi que parecía pintada.

Más de cien años después, nos acaba de llamar la atención otra imagen que perpetúa el vínculo invisible que liga al Flatiron con los rigores y la magia atmosférica del invierno neoyorquino vistos a través de la perspectiva del arte.

La imagen de abajo es de Michele Palazzo. ¿Fotografía o pintura?

Vas a dudar, seguro.


Se trata de una fotografía. La nieve inundando el aire da la apariencia de una textura impresionista, pero se trata de una foto. Mira a continuación otros trabajos de Palazzo:









ANUNCIO PATROCINADO



Con la tecnología de Blogger.