Austin Paz, de PetaPixel, es el autor de este ilustrativo experimento. Paz simplemente tomó dos fotos con su cámara (Una Canon 70D) sin quitar la tapa del objetivo. El resultado no es muy sorprendente:
A la izquierda está la imagen en RAW y a la derecha está el JPG, ambas son completamente negras ¿o no? La realidad es que, incluso bajo la tapa del objetivo, el sensor de la cámara es capaz de registrar algo de luz. Austin Paz procesó ambas imágenes mediante la aplicación Adobe Camera RAW con el objetivo de subir a lo bestia la exposición. Este es el resultado:
La imagen en RAW (a la izquierda) no solo ha captado más luz, sino que su nivel de ruido es mucho menor que la imagnen en JPG (a la derecha). El ejemplo es extremo, pero explica perfectamente lo que les ocurre a las sombras cuando tomamos una foto en JPG. Si quisiéramos mejorar la exposición de esas áreas oscuras mediante algún software de retoque sencillamente nos encontraríamos con una mala calidad de imagen y muy poco detalle con el que trabajar.
Es cierto que trabajar en RAW no es tan sencillo como hacerlo en JPG, sobre todo cuando pasamos las fotos al PC, pero las ventajas del formato profesional en cuanto a luminosidad y ausencia de ruido son abrumadoras. Además la mayor parte de cámaras y no pocos móviles ya son compatibles con este formato.