Olivia carece de una parte del cromosoma 6, una alteración genética única en el mundo, que es donde se encuentra el complejo mayor de histocompatibilidad y que está relacionado con la respuesta inmune del organismo. Este cromosoma contiene unos 100 genes, cada uno con una tarea diferente.
Olivia se hizo mundialmente famosa cuando fue atropellada por un auto y arrastrada unos 20 metros. Pero ante los gritos de su madre, ella se levantó como si nada hubiera pasado y simplemente le preguntó qué le pasaba que estaba tan alterada.
Tenía una marca de neumático sobre el pecho y el pie derecho y la cadera quemada por la fricción contra el asfalto, pero ella no sentía ningún dolor. Según explicaron los médicos, Olivia se salvó porque no tensionó su cuerpo al momento del impacto, y como se mantuvo relajada ningún hueso fue fracturado.
“El desorden cromosómico le hace inmune al dolor y no tiene ninguna sensación de peligro”, afirmó la madre de la pequeña, Niki Trepak, quién también contó que Olivia jamás tiene sueño y que si no le dan una pastillas para dormir puede pasar más de 72 horas despierta.
“Olivia nunca lloraba, a los nueve meses dejó de dormir con normalidad y el pelo no le creció adecuadamente hasta cumplir los cuatro años. A pesar de todo es una niña muy feliz”, relató Trepak sobre su hija. El accidente automovilístico no fue lo único insólito: hace unos años, cuando iban al jardín de infantes, se cayó y rompió todo el labio. Aunque tenía la boca llena de sangre y debió someterse a una pequeña cirugía reparativa, Olivia no lloró jamás.
No se conoce otro caso como el de Olivia en el mundo, y la respuestas son muchísimo menos que las preguntas. “No sabemos qué es lo que el futuro le depara a Olivia. No sabemos si su expectativa de vida se acortó o si alguna vez podrá tener hijos”, se lamenta su madre.
Por eso inició una campaña solidaria para juntar fondos que servirán para que el Centro Médico Universitario de Groningen (Holanda) investigue el caso de su hija y otros relacionados con los desórdenes cromosómicos.