Como habrás imaginado la microgravedad es la culpable, ya que al encontrarse durante periodos prolongados de exposición a condiciones de gravedad casi inexistente la espina dorsal se alarga por la ausencia de presión, un cambio que por suerte o por desgracia para él es sólo temporal.
Una vez en nuestro planeta y bajo condiciones normales de gravedad su columna vertebral volverá a estar sometida a una presión mayor que acabará en poco tiempo con esa elongación artificial, dejándolo en el mismo estado se encontraba antes de su viaje a la Estación Espacial Internacional.
Debemos recordar que a aquellos que no abandonamos la Tierra para viajar al espacio también nos ocurre un proceso similar, aunque a menor nivel, ya que debido a la presión de nuestro peso a lo largo del día llegamos a perder un centímetro de altura, que volvemos a recuperar cuando dormimos.
El motivo por el que ocurre esto es exactamente el mismo, aunque al producirse de forma continuada los efectos se mantienen como dijimos a un nivel mucho menor.