Las redes computacionales son capaces de imaginar extrañas formas irreales en una fotografía dada, pero deducir el color de un elemento requiere de un enfoque diferente y más complicado. Los programas que se habían desarrollado hasta ahora requerían de ayuda por parte de un ser humano. El algoritmo creado por Richard Zhang y su equipo es completamente automático.
El algoritmo no es perfecto. Al mostrar las fotos coloreadas a un grupo de voluntarios solo han sido capaces de engañar al ojo humano un 20% de las veces, pero ya es un índice muy superior al que se había obtenido antes.
El algoritmo aprende a colorear mejor cuantas más fotos en color analiza, así que es una cuestión de tiempo que logre hacerlo casi a la perfección. Por supuesto, siempre habrá elementos como un simple jersey de hace 70 años en los que la decisión sobre de qué color es será bastante arbitraria. Los creadors del software aún no lo han puesto a disposición del público.
Esta colección de paisajes del conocido fotógrafo Ansel Adams da una idea de lo que el algoritmo es capaz de hacer en su primera versión.