¿Se puede imaginar la vida sin el número cero? A menudo damos por sentadas las cosas que encontramos y usamos todos los días, pero sin el número cero no sabríamos cuánto cuestan las cosas, la rapidez con la que conducimos un vehículo o la temperatura ambiental.

Es un número muy importante que no siempre ha sido un número, y su fascinante historia de más de 1.500 años ha sido contada por la matemática Hannah Fry en un video publicado por la Royal Institution del Reino Unido.

"El cero tiene dos funciones importantes. En primer lugar se utiliza como un marcador de posición, sin él no sabríamos que 1.000 es mayor que 100, y que este es mayor que 10 y 1. Su segundo papel es como un número en sí mismo, intermediario entre positivo y negativo", explicó Fry.

"Cuando los babilonios, los antiguos griegos y los mayas desarrollaron sus sistemas numéricos, cada una de esas civilizaciones utilizaba algún tipo de marcador de posición. Pero no fue hasta que los hindúes comenzaron el desarrollo de su propio sistema cuando el cero se definió correctamente", agregó la doctora en ciencias.

Varias, antiguas y grandes civilizaciones, como las del Antiguo Egipto, Babilonia, la Antigua Grecia, civilización maya, poseen documentos de carácter matemático o astronómico mostrando símbolos indicativos del valor cero; pero por diversas peculiaridades de sus sistemas numéricos, no supieron obtener el verdadero beneficio de este capital descubrimiento.2

En el Antiguo Egipto se utilizó el signo nfr para indicar el cero (en el Papiro Boulaq 18, datado hacia el 1700 a. C.).

El cero apareció por primera vez en Babilonia en el siglo III a. C., aunque su escritura en tablillas de arcilla se remonta al 2000 a. C. Los babilonios escribían en arcilla sin cocer, sobre superficies planas o tablillas. Su notación era cuneiforme. En tablillas datadas en el año 1700 a. C. se ven anotaciones numéricas en su particular forma. Los babilonios utilizaban un sistema de base 60. Con su sistema de notación no era posible distinguir el número 23 del 203 o el 2003, aunque esta ambigüedad no pareció preocuparles.

Alrededor del 400 a. C., los babilonios comenzaron a colocar el signo de «dos cuñas» en los lugares donde en nuestro sistema escribiríamos un cero, que se leía «varios». Las dos cuñas no fueron la única forma de mostrar las posiciones del cero; en una tablilla encontrada en Kish, antigua ciudad de Mesopotamia al este de Babilonia, utilizaron un signo de «tres ganchos». Estas tablas están datadas en el 700 a. C. En otras tablillas usaron un solo «gancho» y, en algunos casos, la deformación de este se asemeja a la forma del cero.
Glifo maya para el cero, año 36 a. C.
Es el primer uso documentado del cero
utilizando notación posicional.

El cero también surgió en Mesoamérica y fue ideado por las civilizaciones mesoamericanas antes de la era cristiana, por la cultura maya. Posiblemente fue utilizado antes por la cultura olmeca.

El primer uso documentado mostrando el número cero corresponde al año 36 a. C., haciendo uso de la numeración Maya. A causa de la anomalía introducida en el tercer lugar de su notación posicional, les privó de posibilidades operativas.

Claudio Ptolomeo en el Almagesto, escrito en 130 d. C., usaba el valor de «vacío» o «0». Ptolomeo solía utilizar el símbolo entre dígitos o al final del número. Podría pensarse que el cero habría arraigado entonces, pero lo cierto es que Ptolomeo no usaba el símbolo como «número» sino que lo consideraba un signo de anotación. Este uso no se difundió, pues muy pocos lo adoptaron.

Los romanos no utilizaron el cero. Sus números eran letras de su alfabeto; para representar cifras usaban: I, V, X, L, C, D, M, agrupándolas. Para números con valores iguales o superiores a 4000, dibujaban una línea horizontal sobre el «número», para indicar que el valor se multiplicaba por 1000.

El cero en los tiempos modernos
Según la investigadora Hannah Fry
, las matemáticas de la India maduraron y encontraron su camino hacia el este y el oeste a China, que a su vez influyeron en las culturas islámica y árabe en el que el cero jugó un papel decisivo en el comercio. Pero esta cifra encontró resistencia en Europa, donde el sistema hindú-árabe fue rechazado por el sistema de numeración establecido por el Imperio romano, y no fue hasta el siglo XIII que el cero empezó a utilizarse en el Viejo Continente.

Durante los siguientes 400 años, conforme las matemáticas iban evolucionando a partir de las aplicaciones prácticas iniciales a funciones cada vez más abstractas, el cero se convirtió en la piedra angular del cálculo. "En los tiempos modernos, conforme el sistema numérico binario ha sido la base para la programación informática moderna, el cero una vez más entró en el centro de atención para demostrar su valía", dijo Fry.





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