En varios clásicos del cine hemos visto cómo villanos (o incluso héroes) encuentran su muerte cayendo sobre lava o acero fundido. 
Escena de Terminator
Hollywood nos muestra a esta persona hundiéndose de una forma gloriosa, pero la realidad es que morir de esta forma es algo mucho más horrible de lo que nos muestran las películas.

Todo tiene que ver con la densidad de las cosas. La realidad es que para un ser humano es básicamente imposible hundirse en un río de lava, porque la densidad de estas rocas fundidas es mucho mayor a la del organismo de una persona, o básicamente cualquier ser viviente.

El responsable del canal de YouTube Nerdist nos explica por qué la forma en la que murió Gollum en El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey no es nada precisa, ni mucho menos la forma en la que Terminator se despide de la familia Connor en su segunda película.

La teoría explica que cualquier objeto que tenga una mayor densidad que un líquido se hundirá en él, mientras que el que tenga una densidad menor flotará sobre este.

El ser humano tiene una densidad bastante similar a la del agua, la cual es de 1.000 Kilogramos por metro cúbico. La lava, por su lado, tiene una densidad de unos 3.000 Kilogramos por metro cúbico. Esto quiere decir que cualquier ser humano al caer sobre lava en realidad flotará sobre ella, no se hundirá.

En el caso del acero fundido es igual, dado que este tiene una densidad de unos 7.500 Kilogramos por metro cúbico, por lo que cualquier humano (o incluso Terminator, que según la película está hecho de un metal mucho más liviano que el acero) flotará sobre este.

El hecho de que tanto la lava como el acero fundido estén es estado líquido no quiere decir que una persona se va a hundir en ellos. En el caso del anillo de Gollum sí, debido a que la densidad del oro es de 19.300 Kilogramos por metro cúbico, seis veces superior que la de la lava.

Ahora, ¿qué quiere decir esto?
El hecho de que un cuerpo humano (o humanoide, en el caso de Gollum) no se hunda sino que “flote” sobre la lava quiere decir que no se fundirá de forma casi inmediata al rodearse de ella, sino que más bien el efecto será igual a poner la mano sobre una olla o plancha a una temperatura de entre 700 y 1.200 grados Celsius y dejar que se derrita lentamente hasta alcanzar el hueso y eventualmente fundirse por completo. Eso, pero en todo el cuerpo.

No es de extrañar que Hollywood no lo muestre de esta forma.




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