Estudios han demostrado que escuchar música acorde mientras se realiza ejercicios aumenta la capacidad y eficacia de la persona.

Generalmente se elige una lista de canciones dependiendo del gusto de cada quien, pero si esta elección no es adecuada puede causar efectos negativos al realizar cierta actividad.

Puede que no todas las personas utilicen el efecto de la música con un mismo fin, ya que algunas la usan para llevar un ritmo, para saber cuántas repeticiones faltan o para distraerse del ejercicio en sí. Pero siempre funcionará como un motor de movimiento o simplemente para sentirse acompañado.

Seleccionar una lista de reproducción ideal es sumamente importante para conseguir mejores resultados. Los expertos se enfocan en el género, tipo de actividad que realizan, edad y rendimiento que buscan.

Según los especialistas, la mejor elección de música para hacer running es el soft rock, ya que permite mantener un ritmo constante y la respiración está sincronizada con lo que se está escuchando, ayudando a no estar pendiente del rendimiento.

El género rock pesado o ritmos intensos son perfectos para practicar Crossfit o actividades extremas, ya que causa una mayor intensidad en la persona.

Tanto el pop, como la electrónica y el reggaeton son escuchados para las clases de spinning, Kangoo Jumps, Step, Zumba y Pole Dance, debido que ocasionan que la persona se mantenga con mayor movimiento y distracción.

Los ritmos relajantes y suaves son utilizados generalmente para los estiramientos o actividades de relajación. Esto se debe a que en estas rutinas la música no debe ser la protagonista del ejercicio, sino un acompañante.

En los gimnasios los entrenadores son quienes seleccionan el género musical, y lo varían dependiendo de la intensidad que quieran llevar, ya que inconscientemente la persona toma el ritmo de la música que está escuchando.




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