Después de notar que su hijo autista de 3 años no mejoraba tras cada sesión sino al contrario, decidió colocar una cámara para grabar las sesiones con su terapeuta, quien en lugar de trabajar para que el niño avanzara hacía cosas horribles con él.
La madre de Kayde, un lindo niño de 3 años, con los ojos azules más bonitos que pudieras ver, pensó que lo mejor para ayudar a su hijo al sufrir de autismo, sería llevarlo con un especialista, pero resultó que en lugar de ir con uno terminó en la misma cueva del lobo, dejando a su pequeño con él.
Las sesiones habían comenzado, y Stephen Jacobs, de 27 años, miembro de un grupo de terapeutas de un programa de intervención para autistas en Milwaukee, Estados Unidos, les decía a sus padres que todo iba bien, que poco a poco las cosas mejorarían con su hijo, pero su madre veía que ningún avance pasaba, y aunque no tenía más armas para desconfiar, su instinto materno le indicó hacer lo que mejor resultó: poner una cámara escondida en la habitación en donde se realizaban las sesiones terapéuticas. Aunque lo que miró no fue nada bueno, fue lo mejor para poder pararlo.
En las imágenes miró como el “terapeuta aventaba a su hijo de 3 años de un lado para otro, se sentaba sobre el apoyando su brazo sobre la cara del niño, además de golpearlo con cojines, e incluso dándole de cabezazos directamente a su cabeza. La diferencia de tamaños es enorme, y la fuerza de este tipo superaba por mucho a pequeño que estaba inhabilitado de hacer que esto parara, y al ser autista ni siquiera podía decírselo a su mamá, lo que hacía que este delincuente actuara con impunidad total.
Ahora este tipo se encuentra preso, y enfrenta cargos por abuso contra un menor en una sesión de terapia, lo que puede llevarle pagar algunos años en la cárcel.
“Si no hubiese puesto una cámara para grabar lo que sucedía, mi hijo hubiera seguido sufriendo de estos terribles maltratos” nos dice la madre de Kayden, quien llora por saber que su pequeño tuvo que vivir todo esto, aunque afortunadamente pudo detenerlo.