Lady Godiva (¿1040?-¿1067?)
Quien tuvo como esposo a Leofric, señor de Coventry, fue célebre por su belleza y piedad. Mortificada por los maltratos que este hombre infringía a los habitantes de su señorío, le rogó que tuviera misericordia. El patán aceptó, a condición de que su esposa recorriera el vasto señorío a caballo y desnuda. Lady Godiva lo hizo, pidiéndole a la gente que se encerrara en sus casas con las ventanas cerradas para no avergonzarla. Cuenta la leyenda que un sastre no pudo resistir la tentación de admirar la hermosura de Godiva y se quedó ciego en el intento.
Melisenda de Jerusalén (1105-1161)
Durante la Edad Media, no había problema en que cada parte del matrimonio guerreara en bandos distintos y luego se reconciliaran. Fue lo que ocurrió entre la bella Melisenda, hija del rey Balduino II de Jerusalén y su quien sería su esposo, Fulco V de Anjou. Después que sus ejércitos rivales estuvieron matándose entre sí, Melisenda y Fulco volvieron a entenderse y la reina lloró a cántaros cuando él murió en un accidente de caza.
Beatriz Portinari (1266-1290)
«La Beatriz», inspiración y amor imposible de Dante Alighieri, quien se refería a ella como mi «amada Beatriz». Debió ser muy bella, ya que el gran poeta la idealizó en Vida nueva y luego la escogió para que lo guiara por el paraíso en La Divina Comedia.
Laura de Noves (1310-1348)
Fue el amor imposible de Francesco Petrarca, el creador de la poesía lírica. La «hermosa Laura», llamaba el poeta a la marquesa casada con Hugo de Sade. El amor de Francesco por Laura está presente en casi toda su obra.
Simonetta Vespucci (¿1453?-1476)
La «bella Simonetta» posó para el genial pincel de Sandro Botticelli y otros pintores prerrenacentistas. Su belleza es tan mítica que la han puesto a nacer en Portovenere, el mismo lugar de origen de la diosa Venus. Fue modelo en El nacimiento de Venus, la célebre obra de Botticelli conservada en la Galería de los Uffizi de Florencia. Todos los hombres pudientes de la ciudad estaban prendados de Simonetta, entre estos los hermanos Medici (Giuliano y Lorenzo el Magnífico). Murió tísica, cerca de los 23 años de edad.
Lisa Gherardini (1479-1542)
Lisa Gherardini, cuyo esposo fue Francesco del Giocondo, vivió entre los siglos XV y XVI, pero el famoso retrato de Leonardo da Vinci por el que es una celebridad universal, fue pintado entre 1503 y 1519. Leonardo se recreó tanto en la pintura, que el Sr. Del Giocondo ya no lo quiso cuando estuvo listo y el genio florentino lo cargó con él hasta que paso a ser propiedad de la corona francesa.
María Calderón (1611-1646)
De la actriz madrileña que cautivó al rey español Felipe IV, se conserva un retrato en el que luce un rostro agraciado y una larga cabellera. Fue madre de Don Juan de Austria, habido con el monarca.
Luisa de Mecklemburgo-Strelitz (1776-1810)
La admiración y respeto que generó la reina de Prusia, Luisa de Mecklemburgo-Strelitz, unidos a su belleza, la convirtieron en un ícono del gentilicio germánico, incluso en el siglo XX, cuando los nazis hicieron de ella un estandarte de la mujer alemana. Murió joven, a los 34 años, después de haber dado a luz al primer káiser, Guillermo I, habido de su matrimonio con el rey Federico Guillermo III. La pareja también tuvo a Carlota, la zarina ejecutada por los bolcheviques rusos junto a su esposo, el zar Nicolás Romanov, y toda su familia.
Sissi de Austria (1854-1898)
La belleza de Elisabeth, emperatriz de Austria por su matrimonio con Francisco José de Habsburgo, fue tan legendaria como los cuidados que prodigaba a su figura. Vivía obsesionada con su peso, subiendo a la báscula varias veces al día, y se cree que nunca pesó más de 50 kg. Le encantaba cabalgar y cuando no lo estaba haciendo, se encontraba sudando por cualquier otra actividad. Fue asesinada en un atentado perpetrado por un anarquista italiano.
María Félix (1914-2002)
El siglo XX estuvo repleto de mujeres bellas. Entre las ya fallecidas, hay que señalar a Rita Hayworth y Katharine Hepburn. Entre las que llevan una hermosa ancianidad, a Sofia Loren. Seleccionamos a la mexicana María Félix, por su innegable belleza y porque su nombre de «María Bonita» pasó a la historia gracias a la inmortal pieza musical que le compuso el maestro Agustín Lara, su esposo entre 1943 y 1947.