El ilusionista David Copperfield lleva años asombrando al mundo con su magia. Desde escapar de la cárcel de Alcatraz hasta hacer desaparecer la Estatua de la Libertad, en su repertorio hay trucos para todos los gustos. Trucos que nadie se explica, y que él nunca explica. Porque ese es el mejor capital de un mago. De ahí la relevancia de la sentencia que obliga a Copperfield a revelar los secretos que subyacen a uno de sus trucos más famosos, Vanishing Audience, con el que hace desaparecer "mágicamente" a 13 personas.
Todo es fruto de una demanda interpuesta por Gavin Cox, que acusa al ilusionista de provocarle daños cerebrales durante una ejecución de Vanishing Audience en 2013.
Aquel año, Cox y su mujer asistieron como público a un espectáculo de Copperfield en el casino de MGM en Las Vegas. El hombre fue seleccionado por el mago para ser parte de Vanishing Audience.
Cox entró junto a otras 12 personas dentro de una estructura metálica con 13 sillas que luego fue suspendida en el aire. Una vez sentados todos, Copperfield dejó caer la cortina y cubrió la plataforma, mientras los participantes del truco iluminaban el interior con unas linternas. Segundos después, todos habían desaparecido. Al descorrer la cortina, el público pudo ver la estructura metálica con todas las sillas vacías.
Gavin Cox, uno de los participantes en un truco de David Copperfield, ha demandado al mago por provocarle lesiones cerebrales durante el desarrollo de uno de sus números
Obviamente, esas 13 personas no habían desaparecido por efecto de la magia. En realidad fueron conducidas por un pasillo secreto fuera del teatro, para luego aparecer en la parte trasera del escenario.
Fue durante ese corto trayecto cuando Cox se cayó y dislocó el hombro. El afectado sostiene que esa caída y la lesión que le provocó son fruto de la presión ejercida por el equipo de producción del mago durante la ejecución del número.
“Fue como si una alarma de incendio se hubiera encendido. Ellos gritaban ¡rápido!, ¡corre, corre, corre !. Era un pandemónium. No sabías donde debías ir. Era oscuro y había manos empujándome por la espalda. Entonces, cuando di la vuelta en una esquina, mi pie tropezó y caí contra el suelo”, explicó Cox en declaraciones al Daily Mail.
La lesión hizo que el afectado haya tenido que ser operado numerosas veces de la espalda y cuello, lo que le habría provocado, según su versión, un daño permanente en el cerebro, similar a Parkinson.
Los abogados del mago niegan todo y alegan que se trata de un truco que Copperfield lleva realizando durante más de 15 años y en el que han tomado parte más de 100.000 personas que nunca habían sufrido daño alguno. Salvo Cox.
La demanda lleva tres años en los tribunales. No obstante, no será hasta enero de 2017 cuando el juez dicte sentencia y decida si el ilusionista más famoso del mundo debe indemnizar a Cox.
De momento, David Copperfield ya ha tenido que romper la regla Nº 1 de los magos de nunca revelar el secreto de un truco...