De hecho, si ahora estamos hablando de él es gracias a un experto en seguridad electrónica llamado Benjamin Tedesco que casualmente estaba de vacaciones con su familia en la capital de Austria. Tedesco descubrió el engaño al ir a sacar dinero al cajero.
Lo inquietante del sistema es que se trata de una réplica de plástico que encaja perfectamente en la pieza luminosa que protege el lector de tarjetas legítimo. Tedesco sospechó del engaño por un ribete de pegamento alrededor de la pieza que probablemente hubiera pasado desapercibido a mucha gente. Bastó tirar fuertemente hacia afuera para extraer toda la pieza y descubrir el chip encargado de grabar los números de cualquier tarjeta que pase por el lector.
La segunda parte de la trampa era una pequeña cámara camuflada sobre el teclado y encargada de capturar el número PIN de cada usuario cuando este lo teclee. Es difícil no caer en robos de información tan sofisticados como estos, pero un examen cuidadoso del cajero verano nos puede ahorrar más de un disgusto.
