Observa la siguiente escena. Fue grabada por la cámara del Israel Raptor Nest Cam, que vigila la evolución de un nido de águilas. Observa el punto luminoso al final de la imagen a medida que se acerca y espera a que suceda...


Como algunos de ustedes, vi el vídeo en redes sociales hace unas semanas y quedé impactado, pero entonces no lo posteé porque no encontré el contexto. 

Hoy lo cuentan en Reddit, donde explican que se trata del ataque de un búho real y que, sorprendentemente, el polluelo no terminó devorado por el búho, sino que se escapó de entre sus garras y cayó al acantilado, donde al día siguiente estuvo piando y pidiendo ayuda de sus padres. Desconozco si hubo manera de rescatarlo y dudo que esto sea un "final feliz" (casi habría sido mejor para el pollo morir en el ataque que agonizar varios días en el fondo de un barranco).

La principal razón por la que un animal adopta un modo de vida nocturno es para pasar desapercibido. En el caso de los búhos, para poder cazar con tranquilidad. Y lo han conseguido. Estas rapaces nocturnas se cuentan entre los cazadores más temibles de la naturaleza. En gran parte, porque son capaces de volar sin hacer prácticamente ruido.

El problema que había hasta ahora es que resultaba difícil de explicar. Cuando cualquier ave bate las alas, produce ruido. Es inevitable, ya que el movimiento de estas estructuras mueve el aire a su alrededor, provocando las vibraciones que llamamos sonido.

Un equipo de investigación ha conseguido explicar las tres características que permiten a estas aves mover sus alas sin despertar sospechas.

El primer factor que diferencia las alas de búhos y animales afines de cualquier otro pájaro son unas pequeñas plumas, muy rígidas, que se sitúan en la zona frontal del ala. Gracias a ellas consiguen “peinar” el aire que mueven, reduciendo la turbulencia.


Esto funciona en unión con el segundo factor: el borde de las plumas de la parte posterior del ala se parece a las cerdas de un pincel. Así, el aire no sólo entra suavemente, también consiguen que salga de la misma manera. Estas dos características por si solas consiguen reducir el ruido a casi la mitad.

Pero lo que realmente les proporciona el silencio que necesitan es la capa protectora que tienen a lo largo de toda la superficie del ala. Se trata de una sustancia densa, parecida a una cera, que cubre por completo las plumas. Cuando se mira al microscopio, parece un bosque en miniatura.

La forma en que actúa esta cera es parecida a una alfombra. Las fibras de las alfombras retienen las vibraciones y las dispersan, reduciendo el ruido. Las ceras hacen exactamente lo mismo, aumentan la rugosidad para amortiguar los sonidos.

Con los tres factores los búhos consiguen evitar cualquier señal sonora que puedan detectar sus presas. Y también han dado ideas a los investigadores para fabricar materiales más silenciosos, no sólo para aviones o helicópteros, sino para cualquier otro vehículo.






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