El director técnico de eBay envió a sus hijos a una escuela sin computadoras. Lo mismo hicieron los empleados de los demás gigantes del Valle del Silicio: Google, Apple, Yahoo, Hewlett-Packard. La escuela se llama Waldorf of the Peninsula. Luce de forma muy sencilla y anticuada: tiene pizarras con tizas de color, libreros llenos de enciclopedias, escritorios de madera con cuadernos y lápices. Para enseñar se utilizan técnologias ordinarias, no relacionadas con las modernas: bolígrafos, lápices, agujas de coser, a veces incluso arcilla etc. Lo más curioso de esta escuela es que no tiene ni una sola computadora. Ni una pantalla. Su uso está prohibido en las clases y tampoco en casa se les alienta a los niños a usarlas.

De pie en un círculo, el profesor repite el poema, mientras jugaba con una bolsa llena de habas. El propósito de este ejercicio: sincronizar el cuerpo y el cerebro.

El martes pasado los niños del primer grado de la secundaria tejían con agujas de madera para practicar este hábito que se les enseñó en los primeros años de la escuela. Este tipo de actividad, segun la escuela, ayuda a desarrollar la habilidad de solucionar tareas complicadas, estructurar la información, contar y, también, desarrolla la coordinación.

Y eso sucede en la época en la que las escuelas alrededor de todo el mundo buscan abastecer sus salones con computadores, y muchos políticos afirman que es muy tonto no hacerlo. Lo más interesante es que el punto de vista opuesto obtuvo su difusión justo en el centro de las altas tecnologías.

Los partidarios de la educación sin altas tecnologías están seguros de que las computadoras suprimen el pensamiento creativo, la movilidad, las relaciones interpersonales y la atención. Los padres que apoyan este punto de vista creen que cuando llegue la hora de introducir a los niños al mundo de las tecnologías más recientes, ya tendrán las habilidades necesarias desarrolladas.

Paul Thomas, ex profesor de la Universidad Furman, quien ha escrito 12 libros acerca de los métodos de enseñanza en las instituciones públicas, afirma que para mejorar el proceso educativo es mejor que las computadoras se usen con la menor frecuencia posible. «La educación es, sobre todo, una experiencia humana -dice Paul Thomas-. Cuando necesitas aprender ortografía, contar o pensar de forma crítica, la tecnología solo distrae».

Cuando los amantes de la tecnología dicen que es imprescindible que los niños sepan dominar las computadoras para ser competitivos en este mundo, los padres que creen que las computadoras son tan necesarias se sorprenden: ¿para qué apresurarase si todo es tan sencillo? «Es súper fácil. Es como aprender a cepillarse los dientes -dice el señor Eagle, empleado del Valle del Silicio-. Google y las demás empresas hacen las tecnologías tan estúpidamente sencillas como se pueda. No veo la razón por la cual un niño no pueda dominar estas habilidades cuando sea más grande».

En cuanto a los estudiantes de esta escuela, no se sienten privados de la alta tecnología. De vez en cuando ven películas y juegan videojuegos. Los niños dicen que incluso se decepcionan cuando ven a sus padres o parientes rodeados de tantos dispositivos electrónicos.

Orad Kamkar, de 11 años, dice que hace poco visitó a sus primos y se vio rodeado de cinco personas que solo jugaban con sus dispositivos móviles sin prestarle atención a él ni unos a otros. Tuvo que sacudir cada uno de ellos de la mano y dijo: «¡Hola chicos, estoy aquí».

ANUNCIO PATROCINADO



Con la tecnología de Blogger.