
Hoy te contaremos una historia desgarradora, pero llena de valor. Se trata de la vida de Karla Jacinto, una adolescente que a la edad de 12 años, creyó estar enamorada del “hombre de su vida”, pero ese amor se convirtió en una horrible pesadilla.

Por medio de palabras, halagos y promesas, ese hombre la convenció de que él se haría cargo de ella; sin embargo, un futuro muy oscuro le esperaba. Karla pensó que era momento de huir del humilde pueblo donde nació y se fugó con ese “caballero”. Desgraciadamente, el hombre tenía intenciones horribles, pues su negocio era la venta de mujeres.
Después de dejar su casa, Karla descubrió la verdadera personalidad de ese hombre. La golpeó, la abusó y le dijo que si quería sobrevivir debía de vender su cuerpo. Así pasaron dos meses de golpes, quemaduras y todo tipo de violencia mental y psicológica; sin embargo, el dolor y el martirio de Karla Jacinto, apenas estaba empezando.

Un día, el hombre llevó a Karla a Tenancingo, Estado de México. Una pequeña ciudad en el centro del país, hogar de cientos de hombres que se dedican a la venta de mujeres con fines ilegales.
Karla no se imaginaba que sería vendida al mejor postor. Ahí empezó su verdadero sufrimiento.
En ese lugar, Karla trabajó durante 4 años. Atendía clientes desde las 10 am hasta las 8 pm. Como mínimo, 30 clientes diarios. En ese entonces, ella era un niña, pues tenía 12 años de edad. Lamentablemente, esta sigue siendo la historia de cientos de miles de niñas y adolescentes en nuestro país. El delito de trata de personas es un problema muy grave que las autoridades de nuestro país no se atreven a combatir, pues en muchos casos son cómplices.
Pasaron 4 años y al cumplir 16, un grupo de voluntarios logró liberar a Karla Jacinto de las garras de su “dueño”, el hombre que la había comprado. Después de haber sido atendida por médicos, Karla calculó cuántas veces fue obligada a “hacerlo” con todo tipo de hombres, la cifra es espeluznante: 43,200 veces, un número inaceptable para una niña menor de edad. No cabe duda que este negocio no tiene alma ni humanidad.
Desde el momento de su liberación, Karla se unió a sus liberadores, trabajando activamente con ellos para liberar a más chicas que como ella, sufrían esa clase de terribles abusos.
Karla Jacinto asegura que no parará su labor, pues su meta en la vida es acabar con ese oscuro y enfermo negocio. Confiesa que es muy peligroso lo que hacen ella y sus compañeros, pues están desarticulando organizaciones criminales con mucho poder y dinero, “No hay momento que no me levante pensando que este día puedo morir. Lo que hacemos es muy peligroso y genera muchos enemigos” - comenta Karla en una entrevista.

Hoy en día, ella tiene 23 años, logró terminar sus estudios básicos y está considerando estudiar la universidad, siempre pensando en continuar con su labor: rescatar a niñas afectadas por la trata de personas que existe en México.
Desgraciadamente, más de 2 millones de niños en el planeta se encuentran viviendo situaciones similares a la que pasó Karla Jacinto.
Este problema debe terminar, sólo a través de la conciencia y la participación ciudadana podremos detenerlo.