Miles de luciérnagas iluminan el bosque del parque de Piedra Canteada, creando un espectáculo de luz que cada día atrae a los turistas a este territorio del estado de Tlaxcala. Los habitantes de la zona construyeron una cooperativa rural con la que han conseguido salir de la pobreza y de la dependencia de la industria maderera de la zona.
Todo comenzó en 2011, cuando miembros de la comunidad se dieron cuenta de que los millones de luciérnagas que invaden los bosques durante el verano podrían atraer a miles de turistas al bosque. Gente de las ciudades cercanas que nunca habían tenido el placer de observar el brillo parpadeante de estos insectos.
Hoy, cinco años más tarde, el negocio no hace más que crecer y las cabañas y las zonas de camping cuentan con listas de espera de varias semanas. Las 42 familias que forman la cooperativa siguen cortando árboles, pero la deforestación se ha detenido e incluso planean plantar unos 50.000 pinos nuevos en las zonas taladas. Actualmente el parque lo forman 630 hectáreas de terreno que son cuidadas con esmero por los miembros de la cooperativa.
"Talamos árboles, vivimos del bosque pero de una manera ordenada”, explicó Genaro Rueda López, uno de los fundadores de la cooperativa. “Es como un jardín donde se quitan las ramas, las partes secas y enfermas para que todo crezca de verdad”.
Cuando acaba la temporada de luciérnagas la cooperativa trabaja en un pequeño aserradero que adquirió a finales de los 90. Sin embargo, las luciérnagas son su principal fuente de ingresos. “Hemos reducido nuestra producción de madera en un 60-70% para preservar el bosque y aumentar el turismo”, explicó el jefe del aserradero Salvador Moral. Ahora, la idea se ha expandido también a otras poblaciones dentro del estado de Tlaxcala, como la Granja Interactiva Salma, que también aprovecha el desconocido potencial de estos pequeños insectos.