
Quizá has escuchado por ahí que el perro es el mejor amigo del hombre y que hay razas que son buenísimas para convivir con niños. Aunque hay estudios que han demostrado que vivir con un perro fortalece el sistema inmune, esto NO contempla que el perro lama tu cara, pero sobre todo que lama a un niño.
Más de 80 millones de bacterias se transmiten en un beso, lo que en los perros, es el equivalente de lamer, el perro tiene una mentalidad de un niño de dos años, por lo que podemos decir que no sabe lo que hace pero el dueño sí. ¿Expondrías a un niño a ese montón de bacterias?
Una investigación de la Universidad de Osaka en Japón determinó que los “besos de perro” aumentaban el riesgo de padecer enfermedades dentales como la periodontitis, una enfermedad que daña los ligamentos y huesos que dan soporte a los dientes. Si esto ocurría en un adulto, con un sistema inmune ya desarrollado, en un niño el efecto podría ser hasta mortal.
El doctor Yoji Yamkazi, líder del grupo de investigadores mencionó que la incidencia de estos problemas orales era mayor en familias que tenían mascotas y que aunque las bacterias de humanos y perros eran distintas, sí podían transmitirse entre ambos.
Hablando de niños, las bacterias que un perro les transmite al lamerles la cara podrían ocasionar alergias en la piel, retraso en el desarrollo de sus dientes, problemas en sus encías, lengua y garganta. Ya que su sistema inmune no está completamente desarrollado, las enfermedades pueden complicarse al grado de provocar la muerte.
Los investigadores recalcaron que niños y mascotas pueden jugar pero que se cuidara el contacto por medio de lamidas y que si estas llegaban a ocurrir, la cara del niño debía ser limpiada inmediatamente, de igual manera se recomendó lavarle bien las manos una vez que terminara de jugar con el perro.