Dos hombres se abalanzan encima de una chica de 20 aƱos. Abusan sexualmente de ella. La violan. Mientras, su novio recibe una paliza. Entre los gritos y los llantos, se distinguen las voces de las vĆ­ctimas. ā€œMaaf Karo, maaf karoā€ (suĆ©ltame), solloza el chico. ā€œKam se Kam, vĆ­deo toh mat utaaroā€ (al menos no lo grabes en vĆ­deo), grita ella.

Lo que sigue después es una violación múltiple grabada en vídeo y vendida por unas pocas rupias en el mercado local de Uttar Pradesh, una ciudad al norte de la India. Y no se trata de un caso aislado. En distintas regiones del país florece de forma subterrÔnea un espantoso negocio que ha sido destapado recientemente por una investigación del periódico Times of India (TOI).

En las tiendas de Uttar Pradesh, los vĆ­deos de violaciones se venden a cientos todos los dĆ­as. En función de la ā€œexclusividadā€ de los clips, de 30 segundos a 5 minutos de duración, el precio varĆ­a de 50 a 150 rupias. Una cantidad mĆ­nima, entre 0,62 y 2 euros al cambio, o lo que es lo mismo, el precio de un paquete de arroz.

El procedimiento para conseguir este tipo de vĆ­deos es tan sencillo que da miedo. Simplemente basta con dirigirse con un pendrive o telĆ©fono a uno de los comercios que los comercializan bajo mano y elegir el clip deseado. Es mejor que la persona vaya ā€œrecomendadaā€ por otro cliente de confianza para que todo sea mĆ”s fĆ”cil.

ā€œLa pornografĆ­a estĆ” pasada. Estos crĆ­menes de la vida real son lo que estĆ” en bogaā€, declaró a TOI un comerciante del mercado de Agra.

La procedencia de los vĆ­deos es variada. A veces, se descargan el material de cuentas de Facebook o Twitter y luego los venden. Otras veces, es mucho peor. Los culpables de las violaciones graban los vĆ­deos y los publican en lĆ­nea. ā€œEs cuestión de tiempo que se haga viralā€, declaró el comerciante.

En las Ćŗltimas semanas en Uttar Pradesh se han conocido varias violaciones en las que las mujeres agredidas aseguraban que el crimen habĆ­a sido grabado con móviles. Cuando el crimen se registra con el telĆ©fono, el vĆ­deo se puede utilizar como una herramienta de chantaje para evitar que las vĆ­ctimas vayan a la policĆ­a o presionarlas para nuevas violaciones. ā€œUna amenaza de publicar la violación en lĆ­nea es muy potenteā€, explicó Sushil Chandrabhan.

Esta vergonzosa situación no se limita solo a la zona de Uttar Pradesh. También se ha repetido la misma historia en otras ciudades como Meerut o Bareilly, donde la semana pasada una chica de 21 años se suicidó cuando descubrió que se había publicado uno de estos vídeos en línea.

La policƭa se encuentra al corriente de este grave problema y estƔn tomando las medidas necesarias, aunque reconocen que es difƭcil parar este oscuro negocio de venta bajo el mostrador .

ā€œEn el pasado hemos llevado a cabo redadas en zonas de Tajganj y Sadar, y hemos logrado detener a una persona encargada de vender vĆ­deos explĆ­citos y pelĆ­culas pirateadas. Vamos a seguir peinando esos lugaresā€, declaró a la prensa india uno de los jefes de la policĆ­a de Agra, Ghule Sushil Chandrabhan. Todo con el objetivo de acabar con este horrible crimen.




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