La reina Victoria
Una de las figuras más famosas de la historia europea, fue también transmisora de una enfermedad terrible: la hemofilia. En esa época no había tratamientos efectivos y además, se transmite a la descendencia. Es por eso que varios de sus hijos y nietos sufrieron la misma enfermedad y al casarse con otros miembros reales de Europa, pasaron esos genes a sus descendientes en España, Rusia e Inglaterra.
Aunque Victoria cargaba la enfermedad, los hombres son más propensos a sufrirla. De sus parientes quien más la sufrió fue el zar Alexis Romanov. Los sangrados son tan intensos que pueden llevar a la muerte.
Jacobo I
Era solo un niño cuando pasó a ser Jacobo VI de Escocia y luego rey de Inglaterra, dos reinos aún no unificados en ese momento. Hasta los cinco años tuvo que caminar con ayuda, probablemente por una enfermedad neuromuscular hereditaria, la que compartía con su padre y con su hijo. Aunque la porfiria se manifestó mayormente en sus descendientes, él también tuvo síntomas como la fiebre, dolores estomacales y orina roja, además de problemas mentales. Sufría de artritis y dolores en la boca. Algunos expertos descartan la porfiria, aunque es difícil asegurar realmente de qué se trataba.
Jorge III
Si bien durante su reinado en el siglo XVIII solamente se trató como un caso de locura, se cree que era un síntoma de la porfiria que sufría, igual que su antepasado anteriormente nombrado, Jacobo I. La falta de una enzima durante la producción de hemoglobina causa dolores y trastornos físicos y mentales. Jorge III solía tener ataques de ira, el más intenso en 1810, cuando no reconoció a su esposa. Se lo encerró en el castillo de Windsor mientras su hijo actuaba como regente, con poco cuidado y prácticamente olvidado hasta su muerte, cuando ya estaba ciego y sordo.
Richard III
Durante el siglo XV fue rey de Inglaterra por pocos años, y fue enterrado en tan pobres condiciones que su cuerpo recién pudo reconocerse en épocas recientes. Gracias a algunas pruebas se sabe que realmente es él y que además de las heridas de la guerra, tenía un tipo de escoliosis que comenzó en la adolescencia. Su hombro se encontraba más abajo, tenía problemas de respiración y medía menos de lo que debía. De todas maneras, falleció en la guerra dos años después de subir al trono.
Enrique VIII
Todos conocemos a este rey por haber tenido varias esposas, cambiar las reglas religiosas para poder terminar con su matrimonio y ordenar la decapitación de Ana Bolena. Sin embargo, es sumamente extraño que de tantos embarazos que provocó, solo cuatro realmente llegaran a término. Todo indica que era la sangre del monarca la que causaba los abortos, llevando a la teoría de que Enrique VIII tenía el Síndrome de McLeod.
Este causaba también problemas mentales, los cuales muchos consideran que el rey tenía, lo cual hizo que decapitara a varias personas y tuviera un temperamento fuerte. El tejido muscular se debilita, lo cual cuadra con la capacidad física del rey que casi no podía moverse. Si bien muchos piensan que tenía sífilis, este síndrome tiene que ver con los embarazos fallidos, algo extraño para la cantidad de mujeres con las que estuvo casado.