El verdadero macho aprende en la calle. El verdadero macho se forma sobre la marcha sobre cómo actuar en la cama. El verdadero macho no tiene dudas sobre el sexo; ergo, no consulta. Y con estos preconceptos tan arraigados, no debe extrañar que haya tanto macho aseverando cada disparate que da vergüenza. Con tal fin, contactamos a dos de los mayores especialistas del país: Santiago Cedrés (médico internista, sexólogo, presidente de la Sociedad Uruguaya de Sexología y director técnico del Centro Médico Sexológico Plenus) y Carlos Moreira (director de la Clínica Masters, psiquiatra y sexólogo especializado en Harvard y Oxford) para confirmar o rebatir algunos mitos.
MITO: Solo con la eyaculación se puede embarazar a una mujer.
Falso.
"Previo a la eyaculación, el órgano genital del varón secreta un líquido llamada preseminal que puede contener espermatozoides. Por eso, la técnica del coitus interruptus (no eyacular dentro de la mujer o no eyacular) no es segura en su totalidad para prevenir el embarazo", afirma el doctor Santiago Cedrés. Su colega Carlos Moreira agrega que los espermatozoides recorren 30 centímetros por hora. "Entonces, el líquido previo es ideal para ellos, que además permitiría el embarazo interfémoro (sin penetración)".
MITO: La masturbación excesiva afecta el rendimiento sexual.
Verdadero.La masturbación estará presente en todas las etapas de la vida del hombre. "Cuando falta esta práctica, salvo que sea por motivos religiosos, estamos hablando de un caso psicopatológico importante", sentencia Carlos Moreira. Por su parte, Santiago Cedrés habla de su importancia para el autoconocimiento personal. Sin embargo, puede llegar a afectar el rendimiento. "Cuando hay una masturbación excesiva, obviamente que luego a la persona, si está en pareja, le baja el deseo y el rendimiento. Ahí le decimos que pare un poco la mano", expresa Moreira. Como luego de una eyaculación se produce el período refractario, Cedrés señala que a la masturbación apelan muchos "varones con eyaculación precoz para retrasar (la eyaculación) en la relación sexual siguiente".
MITO: La circuncisión debería ser obligatoria por temas higiénicos.
Falso.
Cedrés indica que si bien hay estudios científicos que indican que "el pene circuncidado tiene menor riesgo de infección y cáncer", nada justifica una obligatoriedad de esta práctica. Moreira es más enfático: "Eso es un disparate propio de tiempos bíblicos. El agua y el jabón hacen maravillas".
MITO: El condón hace sentir menos y dificulta la erección.
Verdadero.Eso se ha dicho hasta en una canción pop (Póntelo, pónselo). El látex a la vez es una barrera y un gradiente de presión sobre las arterias del pene. "Es una queja frecuente de algunos varones que con él tienen menor sensibilidad. Además, si se tiene una disfunción sexual eréctil puede dificultarla aun más. Pero lo que se debe es tratar su disfunción y no dejar de utilizar preservativo, que es el método más seguro para lograr la prevención del embarazo y evitar el contagio de infecciones de transmisión sexual", dice Cedrés. A soportarlo entonces en caso de relaciones sexuales de riesgo.
MITO: ¡Vos siempre tenés que estar como un fierro!
Falso.
Para Moreira, esta es una idea súper difundida. "Los mitos siempre vienen por falta de educación. Y hay uno muy extendido sobre la erección, que dice que vos tenés que estar duro como un fierro desde que comenzás, en el juego previo, hasta que terminás. Y eso no es así. Una relación sexual es algo muy dinámico. Hay hombres que son prisioneros de este pensamiento, para el que debería alcanzar una conversación con un especialista".
MITO: Aprovechá mientras podés, con la edad se te muere todo.
Falso.
"La sexualidad no tiene fecha de vencimiento", subraya Cedrés. Puede cambiar la respuesta, pueden cambiar también la manera de vivir la intimidad, pero la sexualidad no desaparece. Vivir una vida sana, ayuda. Tener, además, una actividad sexual regular, ayuda mucho más. "Hay una realidad de la fisiología humana: lo que no se usa se atrofia", puntualiza Moreira.
MITO: Estimular el Punto G es una conducta homosexual.
Falso (dos en uno).
Primer aspecto a señalar: se está hablando de algo que, en sí, es un mito. "No hay evidencia científica de que exista el punto G masculino", concluye el doctor Cedrés. Y en todo caso, la estimulación anal (ya que la presunta ubicación de este punto G está en el tracto rectal) no define la orientación sexual de nadie. De hecho, asegura su colega Moreira, ahora es una costumbre "bastante aceptada en Norteamérica" en las prácticas sexuales. Ya que toca el tema, la homosexualidad es la atracción sexual hacia alguien del mismo sexo, punto.
POCOS CASOS, PERO EXISTEN
Prácticamente siempre el orgasmo masculino va de la mano de la eyaculación. "Hay quien puede orgasmar sin eso, mediante control mental. Pero es un caso en miles", dice Moreira.
El portal mexicano Salud y Medicinas alude al Tantra, una milenaria práctica india que apunta al autoconocimiento total, haciendo énfasis en la relajación corporal y el control de la respiración: "Es decir, desacelerar y profundizar conscientemente el ritmo de inhalación y exhalación, lo que tiene importante impacto en el control de la eyaculación". Así se lograría una unión más prolongada donde el clímax no va de la mano de un acto reflejo (eyacular).
Cedrés agrega los casos de eyaculación retrógrada u "orgasmo seco": "Ocurre cuando el paciente ha tenido cirugía prostática o manipulación a ese nivel. El semen sale hacia la vejiga y el paciente lo nota en la primera orina tras la relación sexual".
EL TAMAÑO NO ES TODO... PERO CÓMO AYUDA
¿Qué tan cierto es eso de que el tamaño del pene no importa? Hay cuestiones físicas incuestionables. "No es cierto que un pene largo pueda dar más placer que uno corto. La mayor sensibilidad de la vagina es en el tercio externo, entonces no depende de la profundidad de la penetración sino de cómo se estimule", afirma Cedrés.
Pero, claro, por algo una investigación de 2013 de la Universidad Nacional de Australia determinó que un pene grande es más atractivo para una mujer que uno pequeño (según las reacciones de 105 mujeres ante 50 siluetas masculinas de todo tamaño), por algo este mito se resiste a desaparecer, por algo los vibradores son grandes.
"El tamaño importa y hay un consenso cada vez mayor: la mujer disfruta más con un tamaño de medio para arriba. Más que nada importa el grosor", dice Moreira. No por nada, señala, gozan de muy buena salud los alargadores de pene.
Claro que en esto pueden jugar factores psicológicos: por un lado, el director de la Clínica Masters señala que hay hombres que sufren por tener, o creer tener, un pene pequeño; por otro, como indica Cedrés, "la mujer que tenga como inductor erótico el tamaño se va a sentir atraída por lo más grande".