¿De dónde surgió la idea loca de construir un búnker subterráneo que pareciera una vivienda al exterior? Su dueño era el millonario Girard “Jerry” B. Henderson, un tipo que había hecho su fortuna en empresas como Avon y Gulfstream Aerospace Corp y que en 1964, alertado por la escalada de amenazas entre EE.UU. y la Unión Soviética, decidió invertir su dinero en una nueva compañía llamada “Underground World Homes” (Casas subterráneas del mundo). Si la humanidad estaba abocada a vivir en cuevas después del apocalipsis nuclear, pensaba Henderson, al menos que lo hiciera con estilo.
Y así fue cómo construyó su propia mansión subterránea con paredes empapeladas, elegantes cortinas, árboles de mentira que se empotran en el techo y un mural de 360 grados que diera la impresión a sus futuros habitantes de que estaban en la superficie y rodeados de bosques. Por fortuna, la casa nunca llegó a usarse para su destino original y, tras la muerte de los Henderson, se la quedó una inmobiliaria que ahora trata de venderla.