De los creadores del alcohol que no deja resaca y la inyección que cura la drogadicción, llega la píldora de origen natural que fortalece los músculos, promueve el crecimiento, mejora la capacidad intelectual, disminuye la anemia, alivia la fatiga, facilita un sueño profundo y aumenta el vigor sexual.
No es broma: esos son, según el Departamento de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, los efectos de la Neo-Viagra, fabricada por el Centro Medicinal de Corea —propiedad del Estado. La supuesta medicina natural vale para ambos sexos, viene en gránulos marrones de aspecto herbario y parece hecha para exportar, aunque se venda ya en Pionyang por entre 12 y 15 dólares.
Lo mejor es que podría funcionar de verdad, por lo menos en lo que se refiere al vigor sexual. Un reportero del Washington Post compró el fármaco en la capital de Corea del Norte y envió una caja a los laboratorios de Pfizer en Massachusetts, donde se desarrolla la auténtica pastilla azul que todos conocemos —de oídas...claro. Lejos de ser una hierba medicinal, cada dosis de Neo-Viagra contiene 50 miligramos de sildenafilo, el ingrediente activo de la verdadera Viagra (esta viene en formatos de 50 o 100 miligramos).
“Es una formulación diferente a la que se encuentra en el sildenafilo de las auténticas tabletas de Pfizer”, explica Yasar Yaman, director de seguridad global de Pfizer para el mercado asiático. Pero es la misma droga sintética, al fin y al cabo. Para Pfizer, el hecho de que la Neo-Viagra se comercialice como una “medicina herbal”, cuando contiene sildenafilo, “representa una amenaza para la salud y la seguridad de los pacientes”.
La caja viene con opiniones de clientes impresas en la parte posterior. Un hombre de 35 años, identificado como Woo, comenta sobre el producto: “fui capaz de tener un precioso bebé después de usar 10 cajas de este medicamento, cuando todo lo que tenía antes eran espermatozoides muertos”. Parece una experiencia exagerada, pero ahora sabemos que las píldoras no vienen vacías y podrían solucionar, al menos, la disfunción eréctil.
Tiene sentido que funcionen, y Corea del Norte sabe muy bien cómo formar a sus químicos, pero Pfizer no se atreve a asegurarlo sin un ensayo clínico. Por su parte, el Washington Post no logró convencer a nadie de probarlas, y se tuvo que conformar con un “podría funcionar” en su titular. Si funcionasen, podrían ser todo un éxito en China y una importante fuente de ingresos para el Estado.
Eso si no tienen problemas de copyright. Tras recibir la Neo-Viagra del periódico, Pfizer se plantea tomar acciones legales contra los fabricantes por violar sus patentes y derechos de propiedad intelectual.
“Es una formulación diferente a la que se encuentra en el sildenafilo de las auténticas tabletas de Pfizer”, explica Yasar Yaman, director de seguridad global de Pfizer para el mercado asiático. Pero es la misma droga sintética, al fin y al cabo. Para Pfizer, el hecho de que la Neo-Viagra se comercialice como una “medicina herbal”, cuando contiene sildenafilo, “representa una amenaza para la salud y la seguridad de los pacientes”.
La caja viene con opiniones de clientes impresas en la parte posterior. Un hombre de 35 años, identificado como Woo, comenta sobre el producto: “fui capaz de tener un precioso bebé después de usar 10 cajas de este medicamento, cuando todo lo que tenía antes eran espermatozoides muertos”. Parece una experiencia exagerada, pero ahora sabemos que las píldoras no vienen vacías y podrían solucionar, al menos, la disfunción eréctil.
Tiene sentido que funcionen, y Corea del Norte sabe muy bien cómo formar a sus químicos, pero Pfizer no se atreve a asegurarlo sin un ensayo clínico. Por su parte, el Washington Post no logró convencer a nadie de probarlas, y se tuvo que conformar con un “podría funcionar” en su titular. Si funcionasen, podrían ser todo un éxito en China y una importante fuente de ingresos para el Estado.
Eso si no tienen problemas de copyright. Tras recibir la Neo-Viagra del periódico, Pfizer se plantea tomar acciones legales contra los fabricantes por violar sus patentes y derechos de propiedad intelectual.