La dueña invirtió más de 3.500 dólares para que se dieran el ‘guau, quiero’. Christine Reynolds, dueña de los 'tortolitos' y que trabaja en una peluquería canina en Reino Unido, dice: "Sé que la gente debe pensar que estoy loca de atar, pero conozco a mis pugs, ellos están enamorados, así que tenía que casarlos". “Ahora que están casados pueden dormir en la misma cama y, con suerte, tener algunos cachorritos”.
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