Los defensores de la salud pública han mostrado en los últimos años su preocupación de que la población juvenil consuma bebidas energéticas y que los jóvenes adultos las combinen con alcohol.
EurekAlert reporta que un nuevo estudio ofrece evidencia de un mecanismo a través del cual las bebidas energéticas pueden incrementar el consumo excesivo de alcohol: combinar bebidas energéticas (BE) con alcohol (A) aumenta el deseo de las personas de seguir tomando más que si consumieran únicamente alcohol.
Estudios transversales señalan que quienes mezclas BE con A, tienen niveles más altos de consumo de alcohol comparados con aquellos que no lo hacen y esto aumenta el riesgo de beber en exceso”, explica Rebecca McKetin, miembro del Centro de Investigación de Envejecimiento, Salud y Bienestar de la Universidad Nacional Australiana.
Puede ser solamente que quienes beben a menudo son más propensos a tomar A y BE entre otras cosas. Sin embargo, si es el caso de que las BE aumentan el consumo excesivo de A, la popularidad de hacer esa mezcla estaría exacerbando los daños relacionados al alcohol entre los jóvenes, como intoxicaciones, accidentes automovilísticos y lesiones por caídas o peleas, asegura McKetin.
Cuando consideramos que el análisis ha mostrado mayores índices de consumo en personas que asisten a locales autorizados, surge la necesidad de que las autoridades tomen mucho más en serio este problema”, agregó Peter G. Miller, profesor adjunto de Psicología en la Universidad Deakin de Australia.
Existen otras investigaciones que coinciden en este fenómeno así que las preocupaciones sobre la salud pública y social tienen una base, a pesar de que la industria diga lo contrario”.
Los autores del experimento asignaron a 75 participantes (46 mujeres y 29 hombres) entre 18 y 30 años de edad. En el estudio doble ciego, los grupos bebieron A o BE de forma aleatoria. Las personas recibieron un coctel con 60 ml de vodka y Red Bull Edición Silver (n=36) o 60 ml de vodka con soda (n=39). Ambos contenían también 200 ml de una bebida frutal.
La medida del primer resultado fue el cuestionario de urgencia de alcohol que fue tomado 20 minutos antes y 20 minutos después de la prueba. Otras métricas posteriores fueron el cuestionario de los efectos bifásicos del alcohol, el de efectos de drogas y la concentración de alcohol en el aliento.
Hallamos que cuando la gente bebe A+BE, tienen un deseo más fuerte de seguir tomando, contrario a lo que pasa cuando solo consumen alcohol”, indica McKetin. “Esto podría significar que alguien que toma A+BE querría seguir bebiendo más que sus amigos que no hacen esta mezcla. Lo que no podemos determinar es si esto se traduce en gente tomando mucho más. Obviamente son varios factores los que intervienen en esa decisión”.
Si esto en efecto se traduce en mayor consumo de alcohol, esperaríamos ver gente que toma A+BE bebiendo mucho más que sus amigos que no lo hacen”.
Peter G. Miller está de acuerdo: “un deseo más grande de beber tiene implicaciones sustanciales cuando pensamos en la naturaleza de los episodios de consumo”, asevera. “Cuando la gente se intoxica, aún en un nivel bajo, muestran menos inhibiciones y tienden a tomar más en un ciclo de mayor intoxicación. Por supuesto, el tomador que tienes es mucho más proclive a heridas, asaltos o incluso a ocasionar daños a su alrededor.
La importancia de este descubrimiento es en términos de las políticas de venta de las bebidas energéticas en bares y clubes nocturnos donde la gente consume alcohol, así como de la venta de cocteles con esa mezcla”, dice McKetin.
Nuestro estudio sugiere la conexión nociva de ese mix y los efectos en la integridad de las personas pero no provee suficiente evidencia que sustente la restricción o disponibilidad de esas bebidas en espacios públicos aunque es un paso importante”.