Un mundo que se encamina cada vez más al cuidado del medio ambiente, sumado a la explotación de los recursos no renovables ha derivado en la búsqueda cada vez más exhaustiva de recursos energéticos viables, económicos y no contaminantes. Investigadores avanzan para lograr que las fuentes de energía más difundidas, como el sol o el viento, puedan competir directamente con los combustibles fósiles. Además, se avanza en la incorporación de nuevos recursos, como las algas marinas o el metano producido durante la putrefacción de materiales orgánicos. A continuación, un repaso por algunos elementos de la vida cotidiana que pueden ser transformados en energía.
- El pavimento. En España, se está desarrollando el "Proyecto Pavener" es una tecnología que está siendo desarrollada para aprovechar el calor que se acumula en el asfalto. Este tipo de suelo puede acumular hasta 70 grados de temperatura en días soleados. El proyecto tiene como base la colocación de un sistema de tuberías debajo de las carreteras, a través del cual circularía un fluido que se podría utilizar como energía para aparatos de refrigeración y calefacción.
- Las olas. La capacidad de las olas de desplazarse grandes distancias sin pérdida de energía las ha transformado en un importante recurso energético renovable. La fuerza que se genera en el océano acaba llegando a la orilla, donde se puede recoger y transformar para el uso humano. La marea se transforma en electricidad en las centrales mareomotrices. Ésta se da por la combinación de superficie y fondo, sumado a la influencia lunar y solar. Lo que se aprovecha es la energía liberada por el ascenso y descenso de las olas, lo que técnicamente se llama flujo y reflujo.
- La orina. Shanwen Tao y Rong Lan, dos investigadores de la Universidad Heriot-Watt en Escocia, han desarrollado un proyecto llamado Carbamide Power System. Este prototipo convierte en energía eléctrica un compuesto químico que está presente tato en la orina de animales como de humanos. Algunos de los usos que podrían darle tienen que ver con producir electricidad en submarinos y abastecer de energía a pueblos ubicados en el medio del desierto.
- El hidrógeno. El hidrógeno es el componente más abundante en el universo. Se utiliza para la industria espacial y los medios de transporte por su utilidad en la propulsión de vehículos. Puede sustituir a todo tipo de fuentes de energía, como baterías, pilas o motores. Sin embargo, es un gas altamente inflamable y difícil de conseguir por sí mismo. En la actualidad, se obtiene a través de combustibles fosilizados, pero en un futuro podría ser por medio de energías renovables e inagotables. Varias automotrices están produciendo vehículos que funcionen a hidrógeno, lo cual augura que se llegará a una situación en la que el será la principal fuente de energía.
- El viento. La energía eólica es la generada por el viento, al aprovecharse la energía cinética producida por las corrientes de aire. Si bien puede presentarse como una alternativa no contaminante ni dañina, tiene detractores. Sucede que para poder reemplazar la energía, por ejemplo, de una centra térmica, son necesarios un importante número de molinos con una altura promedio de 90 metros que conformen un parque eólico. La presencia de estos aerogeneradores impacta sobre los ecosistemas y producen contaminación visual para los seres humanos. Sin embargo, para abastecer de energía a una familia sólo se necesita de un molino con una altura de 15 metros.
- Calor de la tierra. La geotermia es la ciencia que se encarga de estudiar los fenómenos referentes a la temperatura de la tierra para aprovecharlos en forma de energía renovable. Se trata de un recurso muy económico y totalmente natural. Se caracteriza por su gran ahorro en la emisión de dióxido de carbono. Los artefactos que recolectan esta energía son instalados debajo de la tierra, por lo cual no generan ningún impacto visual, ni en la salud de los seres humanos ni en el medio ambiente. Si al perforar para colocar los recogedores de calor se encuentra alguna zona con agua, el rendimiento será mayor ya que se trata de una buena conductora de calor.
- La salinidad del agua. La mezcla de agua dulce procedente de los ríos con el agua salada del océano libera altas cantidades de energía. A este tipo se lo conoce como energía osmótica o azul. El proceso de obtención, es decir la combinación de agua, ocurre en todas las desembocaduras de ríos en los océanos, generalmente situadas en zonas urbanas o industrializadas. Las plantas de energía pueden ser construidas parcial o totalmente bajo tierra, minimizando el impacto visual en el entorno. Además, se pueden tomar precauciones para que no impacte en los biotipos del río u océano, ni en sus cauces naturales.
- Basura. Todos los materiales orgánicos son potenciales de descomposición, un proceso natural en el que se emiten gases nocivos a la atmósfera. Especialmente, se liberan metano y dióxido de carbono, facilitadores del efecto invernadero. El metano puede ser utilizado para hacer funcionar un motor produciendo electricidad, o como combustible. En este proceso, el gas es quemado y desaparece. Las plantas capturadoras de este biogas no requieren altos costos. Por otra parte, los desechos de la putrefacción aparecen también en estado sólido, que resulta en un buen abono para la tierra, y en estado líquido, también pausible de uso agrícola como fertilizante.
- Aceite de cocina. El aceite de cocina es altamente contaminante si, después de utilizado, se lo vierte en las cañerías y termina en los desagües. Los expertos recomiendan recolectarlo en botellas y llevarlo a centros de reciclado. A través de diferentes procesos, las plantas obtienen biodiesel, un combustible hecho de componentes residuales con posibilidades de reemplazar a los combustibles fósiles. Si bien su obtención es más costosa que el procesamiento de hidrocarburos, la principal ventaja es que se trata de un bien renovable. Aviones, buses y colectivos figuran entre los vehículos que ya realizaron pruebas o funcionan con cierto porcentaje de biodiesel.
- Azúcar. La fermentación de azúcares resulta en un compuesto que puede utilizarse como combustible denominado bioetanol. Este recurso para obtener energía está sujeto a una fuerte polémica: para unos es potencialmente sostenible y ofrece ventajas medioambientales y económicas en relación a los combustibles fósiles, mientras que para otros su mal uso puede derivar en deforestaciones y aumento del precio de los alimentos, al suplantar selvas y terrenos agrícolas para su producción. El uso del bioetanol para vehículos está ampliamente difundido en ciertos países. Por ejemplo, en Brasil las estaciones de servicio ofrecen tanto combustibles a base de fósiles como a base de etanol.
- Algas. El combustible algal es un biocombustible fabricado a partir de algas marinas. Si bien se encuentra en proceso de investigación, expertos estiman que jugaría un papel importante en la sustitución de combustibles fósiles. Entre las múltiples virtudes se puede enumerar la posibilidad de encontrar algas en casi cualquier ecosistema acuático, tanto de agua salada, dulce o residual. No requieren agua potable y pueden situarse en cualquier tipo de suelo. Sólo necesitan luz solar para su supervivencia. A su vez, colaboran en la eliminación de los gases que causan el efecto invernadero, ya que su metabolismo se basa en captación de luz y dióxido de carbono para su crecimiento.